El mensaje es directo. O somos nosotros, cada uno de nosotros, los que los afianzamos en nuestras exigencias o la podadora del PP nos dejará en cueros.
En cueros económicamente. Nos están desposeyendo de todo lo que es nuestro y parece que nos lo tomamos muy bien.

El goteo de imputados por corrupción, malversación de fondos o evasión de capitales ya no es un goteo es una cascada. Y ¿qué ocurre cuándo algo empieza a cansar? Que lo rechazamos, que intentamos apartarlo de nuestra cabeza. Lo reducimos a un mal sueño.
Bingo. Si esto pasara, toda esta categoría de mala gente se saldría con la suya. Minimizaremos la corrupción y entraremos en el redil que les gusta: el debate político ficticio, los fuegos artificiales, el ataque al contrario, la exaltación de la patria o el enfrentamiento entre los españoles.
Bingo. Si esto pasara, toda esta categoría de mala gente se saldría con la suya. Minimizaremos la corrupción y entraremos en el redil que les gusta: el debate político ficticio, los fuegos artificiales, el ataque al contrario, la exaltación de la patria o el enfrentamiento entre los españoles.
No hay nada que tenga mejor acogida que poner en cuestión a Cataluña y a los catalanes. Incluso más que atacar a los nacionalistas vascos. Es un ejemplo más, hay otros muchos.
El objetivo está claro, jugar a la confusión y al despiste.

No, los partidos políticos tienen sus naves quemadas. No hay líderes que inspiren transparencia, coherencia, compromiso y dedicación a lo público.
Y, ¿entonces? No sé. Hay voces muy alteradas que claman un patriotismo peligroso, destilan un rencor grabado a fuego, una falta de miras colectivas increíbles. He escuchado afirmar que los datos del Ayuntamiento de Barcelona sobre los niños que no comen lo que tienen que comer, ¡es mentira¡ Que todo es una estrategia para poner en el punto de mira al Gobierno de la Nación.
¿También es mentira que los bancos de alimentos están vacíos? ¿Qué incluso han sido objeto de robos? Dios, me recuerda unas escenas de las guerras de Irak en las que aparecían mercenarios en mercadillos de las montañas vendiendo municiones y armas. Era el ejemplo de la brutalidad y del odio a precio de saldo. Tampoco fue un buen ejemplo la foto de las Azores.
A esto estamos llegando.
Vamos a pegarnos por una comida, por subsistir, por agradecer la mendicidad de un gobierno que enriquece a los de siempre. Y, además, lo hace con desfachatez.
Al final, van a conseguir que las grandes cuestiones sociales queden oscurecidas, en un segundo plano. Lo fundamental para este Gobierno es aquietar a los ciudadanos, que no se muevan, que no piensen, que se crean “enanitos” sin fuerza ni razón.
Bien, ya veremos quién gana.
EUGENIA BOLAÑOS
1 comentario:
DNI 00.000.014-Z
Este pagano que cumple con sus obligaciones tributarias como un auténtico pelele ha tenido que ir a Hacienda en varias ocasiones, y no por gusto, por supuesto.
Una de las veces tuve que ir porque me exigieron presentar unos justificantes, trámite totalmente innecesario ya que la Agencia Tributaria tenía todos los datos y eran coincidentes los suyos y los míos, pero tuve que ir.
Resultó muy enojoso, no sólo por el tiempo que perdí (más de 3 horas), sino también por el que perdieron los trabajadores de Hacienda haciendo trabajos inútiles en lugar de perseguir el fraude, que en España alcanza cifras descomunales.
En otras ocasiones tuve que ir porque había olvidado poner cien euros en una declaración y en otra doscientos ochenta y tantos euros; cantidades de risa que se olvidan por no formar parte de los ingresos habituales. La cuestión es que a mí Hacienda me tiene controlado hasta el último céntimo, pero la Infanta, aún sea por error, no declara 1,5 millones de euros por trece ventas de fincas y nadie le dice nada y mucho menos le cursa una paralela.
¿Es posible que el fraude fiscal en España supere de largo los 50.000 millones de euros y que, como ha quedado claro, a unos se nos controle exhaustivamente y con otros no haya más manga ancha?...
Las confusiones que hay con las propiedades de la Infanta y con su DNI llenan de perplejidad a quienes año tras año hemos de visitar las oficinas de la delegación de Hacienda y comprobar que en ellas no hay más que pobres.
Y es que en España unos somos más Hacienda que otros.
Todos contribuimos a pagar las nóminas de los Inspectores de Hacienda y de sus jefes. Pero el dinero que se deja de recaudar no disminuye.
De pronto inculpan a un famoso, y eso lo hacen todos los gobiernos, y da la impresión de que lo hacen, no ya para asustar, sino para hacer creer que se toman en serio eso de reducir el fraude; pero no se lo cree nadie.
Ya sabemos lo que hay, que es, más o menos, lo que ocurre con la Infanta Cristina de Borbón.
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