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>UN BLOG CON TUS ARTÍCULOS DE OPINIÓN, O LOS RECOPILADOS DE LA PRENSA NACIONAL, QUE NOS APORTAN SU GRANITO DE ARENA

jueves, 23 de enero de 2014

Desde Puerto Rico

Quienes miraron la prensa española en las pasadas semanas, particularmente la que se edita desde Madrid, pensarían que el tiempo se había retrotraído a 1898. Los titulares, con poca imparcialidad y mucho sensacionalismo, hablan de la "amenaza del separatismo" y los principales partidos políticos proclaman su apoyo al Estado cuando anuncia una postura "inflexible" ante quienes atenten contra "la indisoluble unidad de España".

Esta vez, contrario al 98, los separatistas no están en el lejano mar Caribe ni en la manigua cubana, sino en la misma península ibérica, en Cataluña. La amenaza que sienten los políticos madrileños no surge de los machetes que levantan los mambises independentistas, sino del más democrático de los reclamos: el voto. La alarma se dispara a niveles de histeria porque los catalanes han decidido ponerle fecha al referéndum donde decidirán si continúan vinculados al estado español o se organizan como nación independiente. Como el estado central se niega siquiera a hablar sobre el asunto, han decidido a hacer su propia convocatoria al referéndum definitorio.


La decisión fue tomada por los partidos políticos que representan a la mayoría de los catalanes, los que, además, cuentan con más de dos terceras partes de los diputados del parlamento autonómico, lo que garantiza su aprobación. Tras efectuar negociaciones, decidieron convocar el referéndum para el 9 de noviembre de 2014. Más importante aún, se pusieron de acuerdo en las preguntas que se harán en la consulta. En primer lugar, se les preguntará a los catalanes si quieren que Cataluña sea un Estado y, si la respuesta es afirmativa, se les pregunta si quieren que ese estado sea independiente.

El proceso de negociación interna que produjo la fecha de la consulta y el contenido de la pregunta, tomó varios meses. La mayoría del grupo de partidos apoya la independencia, pero Convergencia i Unió, la coalición gobernante, incluye a Unió Democrática de Cataluña (UDC), cuyo liderato se inclina por una especie de "libre asociación" con España. De ahí la selección de dos preguntas, la primera de las cuales complace a los de UDC y la última a los independentistas.

Aun cuando esa ambigüedad pudiera abrir la puerta para una salida no independentista – como advirtió desde Inglaterra un importante diario londinense - la reacción del gobierno central ha sido de total rechazo, negando de plano todo derecho a la libre determinación. A esa postura que rechaza el principio de autodeterminación se ha unido el opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE), por lo que ante a los catalanes se levanta todo un frente unido de los partidos nacionales españoles.


Esa pared de rechazo, aunque más altisonante ahora, ha existido desde el primer momento en que los partidos catalanes, alentados por el referéndum independentista que se pactó en el Reino Unido en torno a Escocia, exigieron que se les reconociera el "derecho a decidir" su futuro como nación. La pared levantada en Madrid, hasta ahora no ha sido capaz de detener el proceso soberanista, más bien lo contrario. A pesar de que el gobierno conservador central, apoyado por el PSOE, no han cedido ni una pulgada, los catalanes han continuado con sus planes y ahora se preparan para hacer una convocatoria unilateral del referéndum soberanista.

Desde Europa ya van surgiendo voces que instan el gobierno español a asumir una postura más conciliatoria, que reconozca su realidad multinacional. El Financial Times de Londres publicó un editorial planteando lo anterior que ha tenido mucha repercusión en Europa y muy poca en el gobierno de España.

Curiosamente, el gobernante Partido Popular fue el verdadero gestor del actual estado de confrontación que se respira entre España y Cataluña. Durante 2005 y 2006, estando el PSOE al frente del gobierno central, se condujo un proceso muy serio que concluyó en la aprobación de un nuevo estatuto de autonomía para los catalanes. Aunque la legislación aprobada obviamente no satisfizo a los independentistas, mayormente agrupados en Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), representó un paso importante de avance con respecto al estatuto anterior. El nuevo texto reconocía la nación catalana y creaba un marco legal aceptable para la protección y el desarrollo de su idioma, su cultura y sus instituciones históricas. El proceso, además, fue muy participativo. Se inició en el parlamento catalán, pasando luego al Congreso español y, finalmente, fue aprobado por los catalanes en un referéndum.

Tras ese intenso proceso, el histórico "problema catalán" quedó aparcado y todo indicaba que así estaría por mucho tiempo. Pero tan pronto se aprobó el estatuto, el entonces opositor PP lo impugnó ante el Tribunal Constitucional donde había (y todavía hay) una mayoría de jueces conservadores que procedieron a desnaturalizarlo, decretando la nulidad de 14 artículos. Las disposiciones anuladas fueron, precisamente, las relacionadas con idioma, cultura y nación, y otras que aumentaban las competencias del gobierno autonómico. Tras esa sentencia el pueblo catalán se sintió agraviado y el sentimiento independentista se volvió mayoritario. Se llegó a la convicción de que no era posible negociar a un acuerdo razonable con Madrid y que las instituciones catalanes sólo se podían desarrollar desde la independencia.

Como vemos, aquellos polvos trajeron estos lodos. Ahora la mayoría de los catalanes, más que de autonomía, hablan de independencia y la derecha española, dándose cuenta de que la cosa va en serio, está siendo presa de la histeria. Nadie realmente sabe hasta dónde llegarán. En los tiempos de Francisco Franco ya los tanques estarían rodando por la Rambla de Barcelona, pero ahora España está en la Unión Europea y la solución militar no está bien vista. Además, lo único que piden los catalanes es que les dejen votar y a estas alturas de la historia esa petición no puede ser respondida con fusiles.

Manuel de J González - Diario "Claridad" de Puerto Rico - 5 enero 2014

Enviado por EL.ANONIMO

martes, 21 de enero de 2014

La Mano en el Fuego

Uno de los grandes errores que cometen los analistas políticos en las entrevistas de Rajoy es el de intentar determinar su sinceridad observando los gestos de su cara. Se trata de una misión imposible porque el presidente tiene más tics que un reloj de cuco y nunca se puede estar seguro de si miente cuando dice, guiñando el ojo, que procurará mucho consenso para su ley del aborto o si es verdad su proclama de que está muy contento con sus ministros mientras entorna de nuevo el párpado. No parece que el presidente tenga un único patrón de conducta sino un ojo travieso.

De manera que si uno es capaz de resistir los bostezos por el láudano que destila lo preferible es observar sus manos, que en algún momento han de traicionarle. Con sus manos, Rajoy ha desafiado a la suerte y a los elementos y  sus ordalías constituyen ya una tradición. Rajoy ha puesto la mano en el fuego por Bárcenas, por los primeros imputados del PP en el caso Gürtel, por Francisco Camps porque “somos parecidos”, por Esperanza Aguirre y hasta por su propia honradez sin aparentes daños en los tejidos.

El milagro de la mano intacta es más insólito que el del brazo incorrupto de Santa Teresa, al punto de que el propio Rajoy desconfía con cada nuevo envite, y es incapaz de resistirse a contemplar su mano por si urge aplicar pomada tras el enésimo encuentro con las brasas. Ayer repitió experimento con la hija del Rey, de cuya inocencia se mostró convencidísimo, y a la que aconsejó no renunciar a lo tonto a sus derechos sucesorios. 
No hubo combustión espontánea pese al inconfundible olor a carne quemada.

No fue el único milagro que deparó la entrevista televisiva del nuevo líder planetario descubierto por Obama, si es que el hecho de que el presidente se deje hacer preguntas no constituye en sí mismo un prodigio de la naturaleza. Rajoy consiguió nuevamente no hablar de nada o, para ser exactos, no decir prácticamente nada de cada tema al que se refería, más allá de esa desesperante visita a los lugares comunes que tanto aprecia.

Desgranemos la perorata. ¿La corrupción generalizada? Muy lamentable. ¿Bárcenas? Un error. ¿Cataluña? Muy bonita, tanto que trabajará (otro milagro) para aumentar los lazos que la unen con España. ¿Independencia? Por encima de su cadáver. ¿El IRPF? Bajará. ¿El paro? También. ¿La reforma laboral? Estupenda. ¿La crisis? ¿Qué crisis? No obstante, fue al mencionar del Rey cuando coronó la cima de lo obvio: “Es una persona, un ser humano”. Acabáramos.

Rajoy ha conseguido que la política, que en tiempos fue un arte, se haya convertido en un déjà vu. A un registrador de la propiedad no se le puede pedir esperanza porque va y te hace una nota simple. Tan simple que da hasta miedo.

JUAN CARLOS ESCUDIER - Periodista
Publicado en "Público"- 21/1/2014

sábado, 18 de enero de 2014

El Señorito Español

Escribía Ortega en La rebelión de las masas que “la forma más contradictoria de la vida humana es el señorito satisfecho. Por eso, cuando se hace figura predomimante, es preciso dar la voz de alarma y anunciar que la vida se halla amenazada de degeneración”. España ha vivido en las últimas décadas instalada en su señorío satisfecho, con una clase media muy conformista que, en lugar de ser motor de la historia, se contentaba con presumir de jugar al pádel en el mismo gimnasio que Aznar. Ahora aquellas palas de pádel dormitan polvorientas en una casa de empeños, y Aznar ya juega al pádel en su propia pista privada.
Al señorito satisfecho –que éramos todos– se le ha despertado ahora la conciencia social, parece ser, pero el problema es que no sabe qué hacer con ella. Nunca había practicado con semejante artilugio, y desconoce si la conciencia social es un arma arrojadiza, un voto o un buen argumento para un reality show. Era más fácil jugar al pádel.

Nuestra ex burguesía y nuestro ex proletariado aburguesado se encuentran ahora en un desierto tan sin brújulas que ni siquiera son capaces de atisbar espejismos. O sea, esperanzas. 
Tras el zapaterazo, ya ahogado por la crisis provocada por Lehman Brothers y secuaces, el señorito satisfecho votó en mogollón al único español con huevos para nombrar ministro de Economía, precisamente, a un Lehman Brothers. Haciendo balance de aquella elección, el señorito satisfecho se da cuenta hoy de que lo único bueno que Rajoy ha hecho por él, en estos dos años de gobierno, es ir a ver a Barak Obama y no volver con una invasión militar debajo del brazo, cual hizo su antecesor. Es de agradecer, señor presidente de los EEUU.

Con su conciencia social recién adquirida como pesado fardo, el señorito satisfecho se atribula. Tener conciencia social es cosa de pobres. Ergo, ahora yo soy pobre. Pero tampoco sabe cómo se usa la pobreza. Desconoce, igualmente, si es un arma arrojadiza, un voto o un buen argumento para un reality show. La última idea le entristece, pues acaba de vender su preciosa televisión HD en una tienda de gangas.

Lo que descubre entonces el señorito satisfecho es que el pobre, el parado, el cesante, es el único ciudadano honrado que tiene tiempo para hacer política en España. Acabáramos. 
Como pronosticó Ortega, en tiempos de desastre el señorito satisfecho es mayoritario. Y sabe que su voto decide quién obtendrá el poder. Y esa es su tragedia hamletiana. Ser dueño del poder y de la duda al mismo tiempo. Por primera vez desde la Transición, se ve impelido a hacer política real. Y ya no recuerda muy bien de qué iba eso.
En este punto, el señorito satisfecho analiza sus barreras mentales. Antes no podía votar a IU porque los comunistas y adláteres perdieron primero la guerra y después la Transición, y él siempre ha huido de los perdedores. Ahora es un perdedor.

Cuando arrancó el 15-M, se quejaba de lo que ensuciaban los perroflautas. Ahora, mientras fuma en un banco del parque, daría lo que fuera por tener al lado a su perro. Pero Trotsky ahora vive con su mujer y con el portero de la discoteca a la que solían ir los sábados.
El señorito satisfecho se ha convertido en un antisistema a contracorazón. Él había nacido para ser puro sistema, se sacrificó con fe para el sistema trabajando como un galeote, cumplió todas las reglas del sistema, incluso corrompiéndose un poco, y ahora el sistema lo ha expulsado. No le queda más remedio que convertirse en antisistema hacia la derecha o hacia la izquierda. Qué miedo da un señorito en tan proceloso trance. Un señorito español.

La cosa está tan que arde que ayer un periodista le preguntó a un político si el conflicto catalán podría derivar en otra guerra civil española. El sólido tabú erigido en España tras el 23-F era derribado: hablar de otra guerra civil. ¿Al señorito español se le está yendo la olla con tanta cortina de humo? Pues quizá sí.

Tengo ganas de que lleguen las elecciones europeas para ver a qué juega el señorito español venido a menos. Para ver si vota o si no vota, para ver a quién vota. Solo por eso, estas serán las primeras elecciones europeas trascendentes de nuestra historia. Cómo será de importante este señorito español, que hasta a mí, que soy algo macarra, me ha puesto grandilocuente.

ANIBAL MALVAR - Escritor y periodista
Publicado en "Público" - 18/1/14

martes, 14 de enero de 2014

Burgos y Gamonal

Como siempre que un conflicto estalla, las causas rara vez se pueden explicar con lo que sucedió el día anterior. Para entender qué está ocurriendo en Burgos y a qué viene la durísima oposición de los vecinos a un simple aparcamiento hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas, si no más.

Durante años, antes incluso de la llegada de la burbuja inmobiliaria, Burgos fue una de las ciudades con la vivienda más cara de España, sólo superada entre las capitales de provincia por Madrid, Barcelona y San Sebastián. ¿La causa? A simple vista parecía inexplicable. Burgos no es ni mucho menos una gran urbe, unos 180.000 habitantes. Su población es estable desde hace años y, comparada con otras, apenas ha recibido inmigración. No tiene tampoco ninguna barrera natural para su expansión: está en mitad de un llano, sin esos límites que en otras ciudades pone la montaña o el mar. No tuvo tampoco un desarrollo económico excepcional: ni es un Silicon Valley, ni ha vivido ningún repunte industrial. Es una ciudad conservadora donde nunca parecía pasar nada, más allá de esa aparente maldición que obliga a la mayoría de los jóvenes a escapar. Conozco bien de lo que hablo. Nací en Burgos, estudié un año allí, en el Instituto Cardenal López de Mendoza, y gran parte de mis compañeros de estudios viven hoy en Madrid, forzados a emigrar por la falta de oportunidades en la ciudad.

Sólo hay una razón que pueda explicar por qué en Burgos la vivienda se disparó: la corrupción urbanística. Durante años, un constructor y sus amigos manejaron las recalificaciones del Ayuntamiento, que controlaba la derecha. Ese constructor se llama Antonio Miguel Méndez Pozo, aunque todo el mundo le conoce como Michel Méndez Pozo. O como "el jefe". No solo se dedica al ladrillo. Es también dueño del Diario de Burgos, el periódico más leído y con más influencia en la provincia.

Con una mano, Méndez Pozo controlaba las listas de la derecha al Ayuntamiento, donde llegó a amparar una candidatura de "independientes" contra la lista de Alianza Popular. Con la otra, manejaba la política urbanística de la ciudad. Sus componendas con el Ayuntamiento llegaron a juicio a principios de los noventa. El propio José María Aznar –entonces presidente de la Junta de Castilla y León y líder regional del partido, además de amigo íntimo de Méndez Pozo– tuvo que declarar por sus estrechas relaciones con el constructor; Aznar reconoció que le pedía su "opinión", que era su asesor para temas urbanísticos. En 1992, el alcalde de Burgos, José María Peña, fue condenado por prevaricación a doce años de inhabilitación para cargo público. A Méndez Pozo le cayeron siete años y tres meses de prisión. Sin embargo, el constructor sólo cumplió nueve meses antes de salir de la cárcel en tercer grado. Más tarde, el Gobierno de José María Aznar indultó al alcalde Peña, que volvió a presentarse a las municipales y salió elegido concejal (Burgos es así).

La cárcel no fue un obstáculo en la carrera de Michel Méndez Pozo. Al contrario. Tras pasar por la trena, no sólo no se convirtió en un apestado sino que aumentó aún más su fortuna, sus relaciones y su poder. En Valladolid, se alió con el grupo PRISA para lanzar otro periódico, El Día de Valladolid. En Navarra, con la COPE. Puso en marcha la delegación autonómica castellanoleonesa para Antena 3, y también pactó con su antiguo rival, el constructor leonés José Luis Ulibarri, para montar juntos la televisión autonómica semipública –la paga la Junta– de Castilla y León.

Su grupo de comunicación, Promecal, también se expandió a Castilla-La Mancha. Allí lanzó varios periódicos que fueron muy leales al PSOE hasta que ganó el PP. De paso, aprovechó su presencia en los medios para sacar tajada con sus otros negocios: sus empresas constructoras están entre las principales deudoras de la quebrada Caja Castilla-La Mancha. Méndez Pozo también invirtió en dos de los agujeros negros más famosos de la comunidad: el ruinoso aeropuerto de Ciudad Real y el proyecto de parque temático "El Reino de Don Quijote".
Burgos fue y ha seguido siendo el bastión de Méndez Pozo. Con la ayuda del periódico, se ha impuesto antes y ahora al propio Partido Popular, en una extraña relación donde un hombre que nunca ha sido militante del partido es el auténtico poder. Los alcaldes cambian, y Méndez Pozo permanece. El Diario de Burgos un día calla y al otro se convierte en referente del periodismo de investigación, al destapar un escándalo con la factura telefónica de uno de los concejales del Ayuntamiento, casualmente uno con mala relación con el constructor. De fondo de estos navajazos, un proyecto: el del aparcamiento en el barrio obrero de Gamonal.

El Vallecas de Burgos

Para entendernos, Gamonal es el Vallecas (o el Hospitalet) de Burgos: un antiguo pueblo en las afueras de la ciudad que acabó anexionado por la capital provincial. El franquismo llevó a Gamonal el mayor polígono industrial de la ciudad y la inmigración rural convirtió el antiguo pueblo en un barrio obrero de aluvión, de inmensos bloques de pisos de ladrillo visto, donde hoy viven cerca de 70.000 personas en la zona más densamente poblada de la ciudad.

La principal avenida de Gamonal, esa calle Vitoria donde el alcalde quiere construir el aparcamiento con bulevar, es la antigua carretera N-1, que unía al antiguo pueblo con la ciudad. Por las noches, funciona un pactado sistema de aparcamiento en doble fila. Los vecinos se organizan entre ellos, según sus horarios, para dejar sus coches sin el freno de mano puesto. El barrio, tan poblado, apenas tiene aparcamientos. Cuando se construyó, los obreros no tenían coches. Hoy Gamonal, donde el paro se ha disparado, es el barrio de Burgos donde más se nota la crisis, donde viven las personas más castigadas por la situación económica.

Los vecinos se oponen al aparcamiento porque dejará la mayor vía que une el barrio con el centro de la ciudad con sólo un carril en cada dirección –ahora hay cuatro–, y porque se quedarían sin sitio donde aparcar. Los nuevos aparcamientos serán muy caros: 19.800 euros por cada plaza, que además no es en propiedad sino en alquiler por 40 años, por lo que después no se podrán vender con facilidad. Además, los vecinos no entienden que esa obra de 8 millones de euros sea la prioridad en un barrio sin apenas equipamientos –hay una guardería a punto de cerrar porque faltan unos míseros 13.000 euros– y en un Ayuntamiento cuyas cuentas están al borde de la bancarrota.

Por supuesto, detrás del aparcamiento en Gamonal hay una sombra, omnipresente en la ciudad: la de Méndez Pozo. Ha sido una de sus empresas la que ha diseñado el proyecto y es la constructora de uno de sus socios habituales con los que trabaja la que se ocupará de llevarla a cabo, si es que los vecinos no la logran parar.

El Ayuntamiento confiaba en acabar con las protestas por la vía habitual: con el apoyo de los medios amigos. En Burgos hay dos diarios, ambos conservadores. Uno es de un imputado en la Gürtel; el otro, de un condenado por corrupción. El Diario de Burgos es de Méndez Pozo y el otro periódico de la ciudad, El Correo, es de su socio en la televisión autonómica, José Luis Ulibarri, otro constructor leones, imputado por la Audiencia Nacional en la trama de Francisco Correa y el Bigotes. El Correo, para más señas, se distribuye de forma conjunta con El Mundo. Además de con Unidad Editorial, el imputado Ulibarri también ha cerrado acuerdos con el grupo Vocento –editor de ABC– y ahora está aliado con EsRadio, la emisora de Jiménez Losantos. Todos estos negocios entre los editores de Madrid y los prohombres del ladrillo castellano explican también por qué el nombre de Méndez Pozo apenas se conoce fuera de Burgos.


Sin embargo, el apoyo de los periódicos de Burgos –como ejemplo, sirve este tendencioso artículo en el Diario de Burgos ( http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z6DFA76C4-B42C-0F16-7489B861B2BFDFF4/20140113/diez/grandes/mentiras ) o esta portada de El Correo– no ha servido en esta ocasión para acallar las protestas.
El Ayuntamiento ha olvidado algo fundamental: que ahora existe internet y las redes sociales, donde la información es mucho más difícil de controlar.

Gamonal no es muy distinto a otros barrios obreros españoles. Pero nadie podría imaginarse que fuese una ciudad aparentemente tan conservadora y católica como Burgos donde se viviese un estallido así. Los turistas que visitan la catedral olvidan que un tercio de sus habitantes viven muy lejos del elegante paseo del Espolón, en el olvidado Gamonal.

El PP está alarmado y ha llamado a capítulo al alcalde de la ciudad, Javier Lacalle. Su miedo es razonable. Lo que hemos visto en Burgos no es muy distinto a lo que ha pasado antes en otros disturbios como los de Londres o París. O a lo que podría pasar en otras ciudades españolas ante chispas tan aparentemente inocentes como la remodelación de una calle. Por mucho que el PP quiere mezclar esta protesta con la kale borroka, asegurando que los jóvenes violentos venían de otra ciudad –han inventado el "turismo manifestante"–, la realidad es que los detenidos son tan de allí como la morcilla o la catedral. Es lo que pasa cuando el paro juvenil se dispara y hay una última gota que desborda el vaso.

Dice Noam Chomsky que la violencia nunca surge de la nada. Tampoco en Gamonal.

IGNACIO ESCOLAR
Publicado en "El Diario" - 13/1/14

viernes, 10 de enero de 2014

¿Está ETA?... Que se Ponga

Sé que el tema es muy grave, tanto como para que se abra una investigación, rueden cabezas en el Ministerio del Interior y dimita algún miembro del Ejecutivo, que a estas horas debe haber puesto más velas a la Virgen del Rocío para mantener la poltrona que su colega Fátima Báñez para acabar con el paro, pero permítanme el chiste fácil: propongo que al máximo responsable (aunque sería mejor decir irresponsable) del departamento que en teoría se encarga de eso tan ‘insignificante’ como es la lucha contra el terrorismo y la delincuencia se le rebautice como Jorge Fernández ‘Gila’. Aunque, tal vez, no estemos siendo del todo justos… con el gran humorista, me refiero.

Porque el esperpento que se vivió este miércoles en el Ministerio del Interior con una nota anunciando detenciones de supuestos miembros de ETA una hora antes de que se produjeran debería haber supuesto el cese inmediato (que consulte Rajoy que significa este adjetivo por si en su Galicia natal no se utiliza) de este político catalán que desde que vio la luz en Las Vegas (él mismo lo cuenta), se ha preocupado más de salvar nuestras almas que de mantener a buen recaudo nuestras haciendas y vidas, que es por lo que le pagamos los ciudadanos. Y lo cierto es que lo de 'avisar' de unos arrestos con antelación vía e-mail y Twitter se veía venir, porque, no lo olvidemos, fue también Fernández ‘Gila’ quien, en una entrevista radiofónica, anunció en junio de 2012 la inminente detención de un etarra. Es decir, en poco más de año y medio hemos pasado del "alguien va a detener a alguien" al "¿está la ETA? Que se ponga?". Ya sólo falta que la próxima rueda de prensa la dé con un viejo teléfono negro sobre el atril.

Pero no nos engañemos. Detrás de esta gigantesca metedura de pata está la obsesión del ministro del Interior por congraciarse con las víctimas de la violencia etarra, que desde que asumió el cargo le han amargado lo que esperaba fuera una legislatura plácida ya que la banda armada está en retirada y sin intención de cometer atentados. Por quedar bien, Jorge Fernández ‘Gila’ filtra, hace el pino y, si se tercia (y no es broma), compara la desarticulación de un comando con el aborto. Eso sí, en presencia de las cámaras de televisión y los flashes de los fotógrafos, porque a este dirigente del PP le gusta más un telediario que ir a misa. Ahora sólo nos queda esperar a ver qué ocurre tras este gravísimo error que, insisto, no es el primero ‘de chiste’ de este ministro. Mucho me temo que se dejará pasar el tiempo, se culpará a algún currito de su equipo y a los duendes de la informática, y, si alguien le vuelve a preguntar por ello, ni se acuerda ni es responsable.

Mi única esperanza es que la próxima vez que Fernández Díaz quiera hacer de ‘Gila’ se encuentre al ‘enemigo’ comunicando al otro lado de la línea telefónica…

OLF - Publicado en "Vox Populi" -9/1/14

martes, 7 de enero de 2014

¿Llegó la Hora de Pagar Favores?

Ha saltado la noticia de que la Ministra de Fomento se ha desplazado a Panamá para tratar el problema que se ha planteado como consecuencia del supuesto sobrecoste que Sacyr exige para continuar con las obras de ampliación del Canal de Panamá, bajo la expresa amenaza de su paralización. Siempre creí que los intereses de una empresa privada no deben de convertirse en una cuestión de Estado, máxime cuando quienes actualmente  gobiernan presume de una concepción liberal del mercado. Pero quizás ha llegado la hora de pagar favores.

Es el  momento de recordar que el Presidente de Sacyr, Manuel Manrique, se encuentra imputado por el juez Ruz en el caso Bárcenas, como consecuencia del posible pago de 200.000 euros al PP de Cospedal como contraprestación por la adjudicación por parte del Ayuntamiento de Toledo de un contrato para la gestión de residuos a la empresa Sufi, filial de Sacyr. Aunque podemos intuir que esta presunta comisión no es más que la punta del iceberg, teniendo en cuenta las numerosas e importantes obras públicas que los gobiernos del PP han contratado con Sacyr, y las generosas donaciones de esta empresa al PP, cuando era presidida por Luis del Rivero, y que aparecen reflejadas en su contabilidad B.

En noviembre pasado Manuel Manrique se indignaba por el descrédito que sufría la marca España  como consecuencia de la investigación emprendida por el Juez Ruz, al cuestionar la buena reputación de las empresas españolas. Sin embargo es ahora la empresa que preside, con una actitud propia de la picaresca más recalcitrante,  la que está poniendo por los suelos a la propia marca España, cuyo descrédito a nivel internacional resulta más que evidente, y sus consecuencias en el futuro se pagarán por la desconfianza que se puede suscitar a la hora de contratar con empresas españolas.

El pasado viernes, en una entrevista en la cadena SER, un portavoz de Sacyr reconocía que no había tenido lugar un aumento de obra, y eran situaciones imprevistas (citaba, entre otras la inadecuada calidad de los materiales empleados para preparar el cemento) las que habían dado lugar al sobrecoste de las obras; lo que en modo alguno justifica un incremento de un 50% sobre el precio inicialmente previsto, y nos permite sospechar  que se acudió inicialmente a una baja temeraria para obtener la adjudicación de las obras, a sabiendas de que tarde o temprano harían valer la situación ahora planteada.

¿Qué pinta ahora Ana Pastor en Panamá para colaborar en la solución de un problema contractual de una empresa privada?, ¿alguien se lo explica?. Solo falta que acabemos pagando con nuestros impuestos la ampliación del Canal de Panamá. Los lazos que unen la corrupción política y la picaresca empresarial han convertido nuestro país en una cloaca infecta que cada  día huele peor, y la fetidez parece extenderse libremente por el mundo, en nuestro propio perjuicio, y con la colaboración activa de nuestros actuales dirigentes.

FERNANDO DE SILVA - Abogado
Publicado en "El Plural" - 6/1/14

domingo, 5 de enero de 2014

Bigote y Minifalda

Hace 27 años que vivo en Barcelona. Por lo que siempre me han dicho que soy catalán y español. O español y catalán, según el prisma. Algunos tiran hacia el europeísmo e incluso al concepto “ciudadano del mundo”, pero me suena a argumento adolescente, a “todos hermanos”. No les falta razón, desde luego. Amigos tengo, pero tampoco quiero tantos.
El concepto “ser” siempre provoca controversia. Se incluye en aquella comunión de preguntas trascendentales de: “¿Quién soy?, ¿A dónde voy? ¿Por qué existo?...”, por lo que me inquieta especialmente que alguien me responda la primera cuestión. Agradezco el interés, pero permítanme ser dueño de mí mismo.
 
Soy humano, ciudadano del mundo, europeo, español y catalán, sí. Y del Barça. Pero me siento catalán. Disculpen. Es así. Administrativamente mi DNI me ha relacionado con España, y no es que me avergüence ni maldiga por ello, pero simplemente no acabo de estar cómodo diciendo aquello de “soy español”. Creo que tengo derecho a poder decirlo sin que nadie se enfade conmigo. No voy contra nadie. Solo intento ser coherente conmigo mismo. Y lo digo con una madre soriana a la que adoro y con media familia en Sevilla. Les sigo queriendo, por cierto.
 
A veces pienso que la relación de España con Catalunya es como una agria historia de amor. Como una historia condenada al fracaso por los distintos ritmos y colores de sus protagonistas. España sería el prototipo masculino educado en blanco y negro, un personaje crecido en una realidad hombría que ve en su pareja el rostro del deber y la tradición. El de la mujer de inicios del siglo XX. Catalunya, femenina, recrea la idea de la modernidad, de la búsqueda de nuevos horizontes, de la ilusión, de la pasión, y por qué no decirlo, de la reivindicación. Catalunya lleva minifalda y se siente bien. Dos épocas en un mismo coche.
Y no me refiero a la histórica sensación de superioridad catalana que invita a la soberbia y tanto enerva a España. Catalunya no es más lista. Ni más guapa. Catalunya, simplemente, quiere encontrarse y volar. Se siente preparada para ello y asume el riesgo. La soledad de la separación no le asusta, le atrae.
 
Pero no es cuestión de negar la historia y ennegrecer una relación centenaria. Sí, ha habido sus más y sus menos, e incluso los catalanes votaron en masa (90%) a favor de la Constitución española de 1978, pero también es una realidad que poco o nada queda ya de aquel sentimiento de unidad arraigado por un contexto de transición nacional. Aquella fue la última vez que Catalunya creyó en salvar su relación con España.
Más de 30 años después, Catalunya no aguanta más. Hastiada, lo sabe y se lo explica a su compañero de viaje. Pero nada, no hay manera de entenderse. La puerta sigue cerrada. “No hay nada de qué hablar”, dicen en la capital. Como si la Constitución fuera un contrato matrimonial indisoluble que impide a uno tomar sus propias decisiones y únicamente fuera modificable tras un golpe de estado o una Guerra Civil. Coherencia añeja.
 
Impedir el proceso consultorio a la sociedad catalana en nombre de la democracia es propio de los maridos enfermizos que impiden salir por la noche a sus mujeres y novias en nombre del amor. No hay nada más tentador que cualquier prohibición, ni nada más absurdo que hablar con quien no quiere escuchar. España no ha sabido modelar el sentimiento efervescente catalán, y ante la negligencia e incapacidad de su estamento político, pretende apagar la pasión catalana con amenazas, impedimentos y negaciones. A lo macho alfa. Muy español.
 
España quiere a Catalunya, sí. Pero por miedo e inseguridad. Y si Catalunya no le corresponde, aún está a tiempo de sacar los tanques como ya dijeron algunos elementos mesetarios tiempo atrás. Esto no es una relación, es una obligación. O no. Ya ni lo sé. Simplemente lo siento así. Sí, humanamente tienen razón los de “Soy del mundo”. Catalán o español, creo que existimos para reproducirnos los más felizmente posible. Pero con el mismo argumento pregúntense por qué los Reyes traen regalos en su casa para su familia lejana y no para sus vecinos. Sentimiento de pertenencia, supongo.
 
Solo déjenme escoger lo que siento. Déjenme escoger lo que soy. A mí, y a todos aquellos que quieren que Catalunya siga siendo España. Ellos, nosotros, tenemos derecho a decidir. Sin amenazas ni objeciones. Libres y demócratas. Españoles y catalanes.
 
BERNAT COLL - Periodista deportivo.
Publicado en "La Voz Libre" - 13/12/13
 
Nota: El artículo es un poco antiguo, pero me ha hecho gracia la comparación entre minifalda y bigote, vamos que acabaremos estornudando porque nos resfriemos o porque se nos metan en la nariz los pelos del bigote; pero estornudar, estornudamos seguro y en ambos lados.

viernes, 3 de enero de 2014

Marihuana para Mariano

Comienzo el año con ganas de nacionalizarme uruguayo o en su defecto hacerme residente en Colorado, lugares en los que los brotes verdes de la marihuana  empiezan a respirar en libertad. Permítanme la frivolidad pero el escapismo se presenta sino como una panacea universal al menos como un merecido alivio de la presión y de la tensión a la que vivimos sometidos. Puro escapismo es el que practican desde hace unos meses los ministros de nuestro desgobierno.

Después de años de lamentaciones en los que nos hicieron austeros por encima de nuestras posibilidades, haciendo de la necesidad virtud forzada y antipática, nuestros ministros han cambiado el tono de sus sermones y predican una recuperación tan prodigiosa que solo ellos pueden ver.
El cambio de tono ha sido espectacular, una difícil pirueta sobre el vacío que se abre a sus pies. Ni en las perspectivas más optimistas de los augures financieros más reputados se vislumbran por donde irán las mejoras, como se producirán, qué clase de encantamiento se ha sacado de la manga el mago Montoro, de que se ríe De Guindos, porqué Mariano Rajoy ensaya, sin mucho éxito por el momento, una sonrisa en su cara de funeral en su siniestra catadura de recortador y enterrador de derechos y libertades.
 
Vayamos por partes, como decía Jack el Destripador: Cuando nos dijeron que las cosas iban mal muy mal, las cosas empezaron a ir peor, si ahora nos dicen que las cosas van bien muy bien, deben pensar que tal vez empiecen a marchar mejor, que hay luz al final de ese túnel en el que nos han metido aunque será una luz muchísimo más cara. Cuestión de fe o de magia simpática. Dice De Guindos que en el 2014 se creará empleo, del bueno, del que ya no hay, y las cifras del paro seguirán creciendo, pero menos de lo que nos habían pronosticado.
 
El gobierno de Colorado dedicará los beneficios de la marihuana a la construcción de escuelas públicas, una iniciativa que transplantada aquí, donde tanta falta hace, podría mejorar sensiblemente la situación de las arcas públicas y crear puestos de trabajo en la enseñanza y en el cultivo de marihuana.
Los llanos de Alcorcón, donde el mangante Adelson fingió que quería edificar su Babilonia y sus torres de Babel, serían un magnífico enclave para una ecológica plantación de marihuana, un pulmón verde en el que cientos de alegres agricultores cultivarían y recolectarían los brotes tiernos de la hierba y otros cientos, tal vez miles de empleados, se beneficiarían de su comercialización y venta.
La marihuana es ecológica y terapéutica. Tras largos años de investigación hasta los médicos y los químicos más reacios a la legalización convinieron en sus cualidades medicinales y laboratorios hubo que probaron a crear una marihuana medicinal sin posibilidad de uso recreativo. Ahí está el cogollo de la cuestión, en el uso lúdico de la sustancia. Lo que les molesta es el recreo y la alegría, todo lo que nos gusta es ilegal, es inmoral, engorda y sale carísimo, hay un reflejo puritano y moralista, una condena del placer. La lujuria, la gula y la pereza acechan desde la planta del cáñamo, no eran hojas de parra, eran de cáñamo, las que tapaban las vergüenzas de nuestros primeros padres. Suprimir los efectos placenteros de la marihuana y conservar los terapéuticos era una tarea condenada al fracaso, a la par que totalmente innecesaria, pues los efectos recreativos son la esencia de su utilidad médica.
 
Sin llegar a los extremos del “a ver quien me va a decir a mí cuantas copas puedo beber para conducir” que dijo Aznar, hay que reconocer que el Estado (sea lo que sea semejante ente) se inmiscuye y se entromete (sobre todo con gobiernos como este) en las vidas y comportamientos privados de sus ciudadanos, nos dice que tenemos que creer, pensar y votar, y refrendar leyes infames como la que despoja a las mujeres del gobierno de sus propios cuerpos. La ley mordaza no tapará nuestras bocas, seguiremos respirando por encima de nuestras posibilidades o al menos seguiremos boqueando como peces fuera del agua.
Si se realizaran controles antidoping a las puertas del Parlamento nos íbamos a llevar muchas sorpresas y a tener más claras algunas cosas. De momento parece que Mariano ha cambiado su medicación con la receta que le ha pasado Montoro, a Guindos también le ha sentado bien y hay quien ha intuido un atisbo de sonrisa en la faz adusta y austera de Fátima Báñez, pero son rumores...
 
MONCHO ALPUENTE - Escritor y periodista.
Publicado en "Público" - 3/1/14