prueba

>UN BLOG CON TUS ARTÍCULOS DE OPINIÓN, O LOS RECOPILADOS DE LA PRENSA NACIONAL, QUE NOS APORTAN SU GRANITO DE ARENA

sábado, 28 de septiembre de 2013

Mariano 'Made in Usa'

Mariano hizo historia ayer en la Asamblea de las Naciones Unidas. En la misma tribuna donde Yaser Arafat apareció con un ramo de olivo y una pistola y Nikita Krushev con un zapato, Mariano fue el único líder mundial que habló con pelos en la lengua. Como había que tratar algún tema internacional, Mariano disertó sobre Gibraltar, un problema que nos interesa a los españoles más bien poco, pero es que si no era Gibraltar al final le hubiera tocado hablar de la cadera del rey, del fichaje de Bale o del toro de la Vega, prácticamente los únicos temas que domina. De lo demás, Mariano no sabe, no contesta.
 
Lo demostró ampliamente en una larga entrevista concedida a Bloomberg TV, una cadena que dudó entre emitir el diálogo con Mariano o un especial de Aida. Al final los directivos se decantaron por Mariano porque tenía mucha más gracia, aunque se iba a entender lo mismo. De hecho, a nuestro presidente le debió sorprender encontrarse en una sucursal de La Sexta en inglés. Más sorprendida estaba la periodista encargada de entrevistarlo, que estuvo a punto de quitarle la barba y las gafas para ver si debajo descubría a Nixon. Básicamente le preguntó por Bárcenas, por la corrupción de la política española y por Esperanza Aguirre, un cuestionario verdaderamente insólito para un noticiario neoyorquino, donde uno esperaría un debate profundo sobre tauromaquia y fútbol en lugar de tales nimiedades.
 
Cuando le preguntaron sobre los cuadernos de Bárcenas, Mariano estuvo a punto de bordar aquella improvisación magistral de Robert DeNiro en Taxi Driver: “You talkin’ to me?” Pero al final no se atrevió con el inglés, lo cual fue una lástima, y prefirió seguir en el papel que ha bordado toda su vida: el de Doctor No. No hubo financiación ilegal y además no se puede demostrar. El de Doctor No no es un papel sencillo, no basta con decir no, no: hay que esforzarse un montón en ir contra corriente. Mariano es un Doctor No del método y lo explicó con apabullante claridad: “Yo trabajo para darle la vuelta a las previsiones. Fíjese las previsiones económicas que había sobre España y dijimos: Vamos a trabajar para darle la vuelta”. Ahí tiene toda la razón, le dieron la vuelta a las previsiones económicas y se cayeron todas al fondo del barranco junto con seis millones de parados y las perspectivas de empleo a cero.
 
Ahora vamos también a trabajar para cambiar algunas cosas que están instaladas en el conjunto de la sociedad española”. Aquí Mariano se puso críptico y la periodista no se atrevió a que especificara si se refería al sistema educativo recién desguazado, a la sanidad en estado de coma o a esa fea costumbre que tienen los españoles de dormir bajo techo y que se está acabando gracias a la diligencia policial, que no duda en devolver las viviendas a sus legítimos propietarios, los bancos, aunque para ello haya que echar a la puta calle a niños y a ancianos inválidos. A lo mejor dijo “cosas” donde quería decir “casas”. Vete a saber.
 
Cuando la periodista, siempre obcecada en esquivar la ingente labor del gobierno español en defensa de la cultura taurina, le preguntó sobre la destrucción de las pruebas requeridas por el juez, el Doctor No se refugió en su búnker de sabiduría socrática: “Lo desconozco absolutamente. No sé si estaban, si estuvieron, si alguien las quitó. No puedo hablar de ese asunto porque lo desconozco”. La envidia cochina de Nixon revolviéndose en su tumba se oyó claramente en varios micrófonos pochos de la CIA. Probablemente la única entrevista en la historia de la televisión estadounidense donde el entrevistado salió del plató más desconocido aún que antes de entrar.
 
DAVID TORRES -  Blog "Punto de fisión"
Publicado en "Público" el 27/9/13

lunes, 23 de septiembre de 2013

¡Bombardeen Barcelona!

Bombardeen Barcelona. Por favor se lo pido. Es urgente, es importante. Es más, agarren el submarino ese que no flota y bombardeen la ciudad también por mar. Se lo pide Felipe V, Espartero, Azaña, un Premio Príncipe de Asturias y un servidor. No es una sugerencia. Es una orden. Ar.

Bombardeen Barcelona. Y empiecen por mi casa. Se lo digo porque entre esas cuatro paredes, más de una vez se ha escuchado hablar catalán, español e incluso inglés. Por ahí pasa gentuza que trabaja en Barcelona o en Madrid o en Valencia o en Londres o en Shanghái o en NYC o donde quieran pagarles. No me lo han contado, de verdad que yo lo he visto y casi se me cae el ABC. Personalmente los enviaría al paredón, pero son familiares y amigos, y ya se sabe por experiencia lo complicado, tedioso y caro que sería ir fusilándolos de uno en uno. Menudo nido de reptiles secesionistas y cuna de la conspiración antidemocrática, que luego encima nos vienen pidiendo dinero para unos juegos que no pueden pagar. Ja. Como si eso de los juegos se pudiese comprar. Porque no se puede, ¿no?
 
Bombardeen Barcelona. Están tardando ya. Por si no están al tanto, a medida que pasan los días, la televisión pública catalana manipula, destruye y corrompe a las juventudes nacionales, sembrando en sus débiles y vírgenes mentes la semilla corrupta de la deslealtad institucional, el odio hacia los excelsos contenidos patrios y un desdén desmesurado e injustificado hacia La Razón. Que la corrupción es monopolio del estado y de los que aspiran a vivir de él. Que se enteren todos de una vez.
 
Bombardeen Barcelona. La olímpica o lo que quede de ella. Por allí pasan hasta medallistas que se lamentan por no poder asistir al éxito de la Via Catalana, por culpa de asistir al fiasco de Madrid 2020. Pero si no les gustan ni los toros, coño. Y ya que bombardean, bombardeen de paso el Camp Nou. Que así se acaba el problema de la Liga de dos, ya tanta tontería. A tomar por culé.
Bombardeen Barcelona. Pero bien bombardeada, oigan. Que no se les escape nadie. Que al fin y al cabo los catalanes somos todos iguales a Artur Mas, del mismo modo que los españoles son todos iguales a Mariano Rajoy. A que sí.
 
Bombardeen Barcelona. Que de verdad que el ambiente es ya irrespirable. Que ahora encima hay quien pretende irse de España sin marcharse de Europa. Cosa tan absurda como militar en el PP antes de presidir el Tribunal Constitucional para ponerse a juzgar la independencia de los demás. Impensable, ¿verdad?
 
Bombardeen Barcelona. Pero antes, háganme un favor. Asegúrense de que así acaban también con el resto de bombardeos. Me refiero a todos los que ya hace Rato que se han iniciado y llevan meses haciendo estragos entre la población (perdón, últimamente Rato se me coloca en cualquier sitio con extrema facilidad). Me refiero al bombardeo informativo, al político, al mediático y al propagandístico de uno y otro costal.
 
Que hay barceloneses y catalanes y españoles que estamos hartitos de que intoxiquen nuestras conversaciones y nuestras vidas con discursos químicos sin soluciones concretas y soflamas de destrucción masiva que sólo hacen que dividirnos y empujarnos a hablarle a nuestro vecino como si fuese de pronto un enemigo encubierto al que hay que adoctrinar.
 
Bombardeen Barcelona, sí. Pero mientras tanto, y sin que sirva de precedente, hagan lo único inteligente que aún no han hecho en todo este tiempo y alguien, en algún momento, debería empezar a practicar el respeto al silencio del otro, el insulto a la inteligencia que supone asociar prudencia a cobardía y las ganas que tienen algunos de acabar con toda discreción. La  vergüenza y el asco que me provoca quien trata de apropiarse de una mayoría silenciosa, que al fin y al cabo, hasta donde yo sé, en este país el voto todavía es secreto. Por algo será.
 
Bombardeen Barcelona, vale.
Pero mientras no lo hacen, hagan algo mucho más útil.
Dejarnos vivir en paz.
 
RISTO MEJIDE - Publicado en "El Periódico" - 22/9/13

Paso a Paso y con Mucho "Seny"



 
El rotundo éxito de la "Via Catalana" ha dejado anonadados a propios y a extraños.
 
Esta no es una minoría de cuatro exacerbados separatistas, no señores; esta es la sociedad civil catalana puesta en marcha por un derecho tan lícito como justo: El derecho a decidir sobre su futuro.
¿La reacción? Lógica, del asombro al ataque y al miedo.

Puede que sea un poco corto pero, ¿nos han permitido ya la consulta?... ¿conocemos su resultado?... ¿No confían tanto en la "mayoría silenciosa" que se quedó en casa porque no quiere el referendum?...

¡No! ¿Verdad?... ¿Entonces a qué viene con que nos echarán de la UE, deberemos abandonar el euro, etc, etc, etc...? ¡Si ni ellos mismos lo saben, ¡si no ha sucedido nunca! Si las leyes se adaptan, se cambian o se interpretan para cumplir con los intereses existentes.

Si queremos seguir dentro de la política ficción a la que el gobierno español está llevado a las instituciones europeas, me gustaría que alguien me contase (llegado el lejano y supuesto caso): ¿como la todopoderosa Alemania cuyas inversiones en España están centradas en más de un 70% en Catalunya iría en contra de sus intereses inversores para dar apoyo al Rajoy de turno?
¡Venga no digamos tonterías!

Mucho falta para llegar a ese hipotético caso, no hace falta amenazar ni meter miedo antes de tiempo. Sigamos los pasos lógicos:
1º - La consulta
2º - El resultado
3º - Dependiendo del mismo, la larga y dura negociación política

Si los que creen que la independencia es cosa de cuatro días, están muy equivocados. En caso de un resultado positivo, la separación del territorio español llevará años y los Rajoys, Barrosos, Almunias, Mases y Merkeles estarán jubilados y, seguramente, chupando de Endesas, Santanderes y similares.

Las cosas paso a paso y con "seny" mucho "seny". No permitamos que nos cambien o apresuren el paso.
 
Enviado y escrito por IRÓNICO

jueves, 19 de septiembre de 2013

Fundación Francisco Franco

En España existe una Fundación Francisco Franco igual que en Gran Bretaña hay asociaciones de fans de Jack el Destripador. Creía, iluso de mí, que eran gente nostálgica que se reunía para intercambiar cromos y estampitas y educar a los chavalines de bien en el difícil arte de ser español de pro, del mismo modo que los ripperólogos comentan al ralentí las mejores cuchilladas de Jack.
Pero ayer se me ocurrió echar un vistazo al sitio web de la fundación y me quedé estupefacto al comprobar que una página de internet puede corporeizar al mismo tiempo la tinta lóbrega de una portada de El Alcázar y las estanterías de ese bar de Despeñaperros donde la jeta lechona del Caudillo adorna etiquetas de botellas de vino peleón. Deberían darles un premio de diseño o algo. Hasta vendían participaciones de lotería de Navidad estampadas con un photoshop de Paquito en que, si le sacan más cara de bueno, ponen directamente a Cantinflas.
 
El caso es que desde esta plataforma geológica no sólo se dedican a la exaltación del fascismo en su forma más longeva y exitosa, sino que últimamente también reclaman la intervención del Ejército para impedir un fenómeno que ellos llaman “la deriva de España”, que debe de ser como la deriva continental pero circunscrita a los Pirineos y al valle del Ebro. La tectónica de placas aplicada a Cataluña y evitada a base de tricornios. No sé si se puede hacer un llamamiento más inequívoco a un golpe de estado militar, a lo mejor sí, pero lo mismo habría que sacar los tanques a la calle y vestir otra vez a Tejero de cogollito.
 
Sospecho que este conato de levantamiento al orden constitucional, esta declaración unilateral de guerra, va a quedarse sin respuesta de las instituciones. Hace mucho tiempo que a los franquistas recalcitrantes nos lo tomamos a broma, como si fueran un montón de abueletes chalados en un desván del manicomio, una molesta dermatitis que de cuando en cuando pica un poco en lugar de un melanoma en toda regla. Por la web pululan también órganos de extrema derecha donde, sin ningún pudor, denominan a Europa “Eurabia” y dicen cosas como que Hitler se quedó corto en su cruzada de exterminio. En cualquier país serio hace ya tiempo que hubieran fumigado estas cloacas pero, evidentemente, un país que tiene una fundación dedicada a la memoria de un dictador genocida no es un país serio.
 
 
El asalto a la librería Blanquerna por una banda de macacos (y su casi inmediata puesta en libertad) no es tan preocupante como el hecho de que, por primera vez en muchos años, una facción ultra salga del armario para declarar abiertamente su ideología nazi y que sus líderes hablen sin complejos de la identidad racial de España. Identidad racial, ojo. La cosa no sólo preocupa a diversas asociaciones de integración musulmana y de amistad judía, sino incluso a diversos sectores de Falange, que ven que se están quedando sin nicho de mercado por lilas y blandengues. No nos va a quedar más remedio que comprar lotería del Caudillo, a ver si hay suerte y Fabra deja algún premio.
 
DAVID TORRES - Escritor
"Público" - 19/9/2013

martes, 17 de septiembre de 2013

Mayoría Silenciosa -Recomendado-

Soy un afortunado. El otro día la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría habló de mí. Bueno, de mí y de unos cuantos más. De los que no fuimos a la cadena humana, de esos a los que ella llamó «mayoría silenciosa», ese concepto que debe salir en el minuto 1 de reunión de cualquier Gobierno que ve salir a la calle mucha gente. Tan originales como siempre.

Apreciada vicepresidenta, yo no fui a la cadena, pero le rogaría que la próxima vez que hable de mayoría silenciosa no me cuente, no se apropie de mi silencio. Porque le aseguro que quedarme en casa no significa tener la opinión que usted interesadamente presupone.
Mire, no fui a la cadena porque sigo manteniendo buenos vínculos con el resto de España que hacen que mi primera opción no sea la independencia. Mis padres nacieron allí, se criaron aquí, aprendieron catalán, me lo enseñaron. He viajado por toda España sin ocultar nunca mi catalanidad, y he tenido la suerte de conocer también una España dialogante, plural y tolerante. Una España prácticamente desaparecida de algunos medios de comunicación catalanes, que prefieren darle eco a una columna incendiaria de la página 27 de La Razón. Y pasa lo mismo con la Catalunya dialogante, plural y tolerante: que ha desaparecido de algunos medios españoles empeñados, por ejemplo, en magnificar en sus grotescas portadas la supuesta persecución del castellano en Catalunya. Y así los extremos han ido retroalimentándose hasta la situación actual de casi no retorno.
 
Dicen ustedes que aquí hay medios de comunicación públicos volcados en la causa independentista. No le diré que no. Y es una anomalía que eso ya no sea ni noticia. Pero pocas cosas son tan eficaces para el independentismo como un buen editorial del Abc o una declaración de su ministro Wert.
Los que creemos aún en los puentes entre Catalunya y España ya somos minoría. Y no me extraña tras todos los sinsabores vividos desde el gratuito «apoyaré» de Zapatero: un Estatut votado en referendo, aprobado por el Parlament, cepillado en el Congreso y luego inconstitucional.
Ahora en Catalunya lo que impera es exhibirse como independentista. A una amiga su hijo de 9 años le preguntó por qué ellos no iban a lo de la cadena, que visto por la tele parecía muy guay. Y mi amiga no supo qué responderle. Porque la puesta en escena cívica, reivindicativa y festiva es indiscutiblemente atractiva. Por no hablar del rotundo éxito de convocatoria. Pero yo nunca he sido muy de patrias. Ni de aquella ni de esta. Descolgaría el banderón de la plaza Colón, me incomodan las banderitas españolas en los polos de algunos, igual que me incomoda vivir en un lugar en el que la estelada se ha convertido en adorno habitual de balcones, pulseras o zapatillas deportivas.
 
Me dicen que con la independencia Catalunya será libre. Será libre de España para poder equivocarse o acertar por su cuenta, como es lícito. Pero libre con mayúsculas no me lo acabo de creer. Y no es que yo ahora sea libre. No lo soy. Por ejemplo, como periodista mi libertad radicaría en poder publicar aquello que considero que debo publicar. ¿Es posible llevar a la portada de algún gran medio catalán o español algo que afecte gravemente a un banco que ha dado un crédito a ese medio de comunicación? ¿Y con la independencia eso será posible?
Pero ¿sabe qué pasa, apreciada vicepresidenta? Que si alguien me da motivos para cambiar de opinión esos son ustedes, que con su actitud se han convertido en la máquina más bestia de hacer independentistas. Desde que gobiernan, ustedes no han perdido un solo minuto en intentar entender lo que pasa aquí. A veces tengo la sensación de que son ustedes los primeros interesados en que Catalunya se independice.
 
Si realmente quieren escuchar a la «mayoría silenciosa», déjenla votar. Y si la Constitución es un obstáculo, refórmenla: ustedes y el PSOE ya tienen experiencia en reformas constitucionales exprés. Y, puestos a pedir, háganlo más pronto que tarde. Porque yo también tengo prisa. Tengo prisa para que mis gobernantes se preocupen de algo más que no sea la independencia. Para que los gobiernos que hemos elegido se ocupen, por ejemplo, de la gente que lo está pasando mal. Aunque puede que a los que gobiernan aquí o allí eso no les interese.
 
JORDI EVOLE - "El Periódico de Catalunya" - 16/9/2013
 
Nota: "Podría haberlo escrito yo si supiese escribir tan bien como él". (Dovel)

viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Decidir?... ¡Esto es España, hombre!

El rechazo de la derecha española (y de parte de la izquierda) a aceptar el “derecho a decidir” que reclama una mayoría de catalanes tiene que ver con el nacionalismo español (que en sí mismo no es ni mejor ni peor que el nacionalismo catalán), con una forma de entender España que no admite muchos cambios. El repetido argumento de que, puestos a decidir sobre Cataluña, todos los españoles tienen derecho a ello, no deja de ser una forma elegante de negárselo a quienes lo piden en Cataluña.
Pero sin negar ese componente nacionalista español, el asunto tiene que ver tanto o más con principios democráticos, o con la falta de estos. El problema no es solo la posibilidad de que Cataluña acabase independizándose; lo problemático es el propio hecho de que los ciudadanos decidan algo. ¿Derecho a decidir? ¿En España? ¡Pero cuándo se ha visto algo así, que los ciudadanos decidan sobre temas que les afectan!
 
El derecho a decidir se instaló en el discurso político catalán como un sustituto eufemístico de la autodeterminación, puesto que ésta es impronunciable entre nosotros, casi delictiva. Pero si ya no hablamos de autodeterminación (más asociada a pueblos en busca de independencia), sino de derecho a decidir, el concepto se amplía, y ya no solo lo pueden esgrimir los catalanes o los vascos, sino también los vecinos de un barrio afectados por una medida política. En mi barrio nunca sacaríamos una pancarta por la autodeterminación, pero sí nos hemos manifestado por el derecho a decidir sobre una nueva gasolinera.
 
Qué peligro, el derecho a decidir, deben de pensar nuestros gobernantes. Temen que pase como aquello que decía con humor negrísimo Thomas de Quincey en Del asesinato considerado como una de las bellas artes: uno empieza por asesinar, después le da por robar, de ahí se pasa a la bebida, y al final es capaz de no dar los buenos días al vecino. Pues con el derecho a decidir igual: uno empieza por decidir la forma de Estado, y puede acabar pretendiendo opinar sobre una carretera que atraviesa su pueblo, que una vez se pone la gente a decidir, ya no hay quien la pare.
Que le quede claro a los catalanes de la Diada: el derecho a decidir es incompatible con la democracia española surgida de la Transición. Aquí nunca se ha permitido tal derecho, ni para decisiones grandes ni pequeñas. Y ahí incluyo a especímenes catalanes que reclaman el derecho a decidir, como Artur Mas, que quiere que sus ciudadanos decidan sobre la independencia pero no sobre los recortes sociales.
 
El derecho a decidir, en España, solo nos han dejado ejercerlo con trampa, como en el de 1978 para la Constitución, que era en plan encerrona: votas sí a esta Constitución con el kit completo (monarquía incluida), o volvemos a la caverna. O el de la OTAN en 1986, donde el PSOE usó artes de trilero. Quitando esos dos, y la aprobación de los estatutos de autonomía, solo recuerdo el referéndum de la Constitución Europea, y porque sabían que se ganaba por goleada.
Salvo esos pocos casos, todos los demás se han denegado sistemáticamente, cuando no perseguido, como en el caso de Ibarretxe y su plan. Cuando las mareas han pedido consultas ciudadanas por los recortes y privatizaciones, han obtenido una pedorreta en respuesta. Hace unos días, por ejemplo, nada menos que el Consejo de Ministros aprobó un acuerdo para impedir que un pueblo de Álava, Kuartango, celebrase una consulta ciudadana sobre el polémico fracking en su localidad. Qué esperaban, como si unos vecinos tuviesen algo que decir sobre una extracción de hidrocarburos que puede contaminar sus acuíferos.
 
Hace unos meses la capital austríaca, Viena, celebró una consulta para preguntar a sus ciudadanos si querían competir por los Juegos Olímpicos de 2028. La mayoría rechazó el proyecto, y el alcalde aceptó el resultado, aunque la consulta no era vinculante. Y el pasado lunes, los ciudadanos de Oslo hicieron lo mismo, en este caso aprobándolo. ¿Se imaginan algo así aquí? No, aquí encargan encuestas que dan un 91% de apoyo, y te ahorras el engorro de un referéndum.
 
Pero el derecho a decidir, como tantos otros derechos, no se pide, no se espera: se ejerce. Aunque de entrada no tenga efectos. En los últimos años, varios colectivos han organizado consultas ciudadanas por su cuenta, sin esperar a que los gobernantes les concediesen un derecho que niegan. Lo hicieron en Madrid con la privatización del agua, lo han hecho con la privatización de la sanidad, y ahora lo plantean también contra los recortes educativos. En todos los casos, el derecho a decidir se ejerce, y aunque de inmediato no tenga consecuencias (pues el resultado es ignorado por los gobernantes), a largo plazo las tendrá, claro que sí.
Pues lo mismo en Cataluña: si se lo niegan, los ciudadanos acabarán por ejercer su derecho a decidir. Aunque no tenga validez, aunque no sea legal, aunque no tenga consecuencias. Pero a largo plazo, las tendrá.
 
ISSAC ROSA - Periodista
Publicado en "El Diario" - 12/9/2013

viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Fin del Cuento de la Lechera?

Mañana Madrid no conseguirá los Juegos de 2020. Me apuesto el bigote, una cena, o lo que queráis. Pese a las declaraciones de la comitiva, la Botella y los augurios de ABC y LA RAZON, no hay nada que hacer. Por qué?...

Lo vi claro tras la delirante encuesta del 91% de apoyo popular, esta encuesta es la que ha terminado de convencerme. Es la prueba de algo que me olía: que todas las cifras que rodean la candidatura son irreales, fantásticas e imposibles.

El 91% de apoyo popular, que se de donde han sacado, queda totalmente desmentido por los comentarios de los foros de los diarios, de los blogs, de los bares, de las redes sociales, del trabajo o de la familia.

No digo que no haya un apoyo, claro que lo hay pero minoritario, muy minoritario y si me obligasen a tener que creer en un 91% optaría por el de no apoyo a los JJ.OO., aunque este porcentaje también sería mentira, pero más creíble que 91% de apoyo.

Es tema está tan claro que en ningún momento se les ha ocurrido hacer una concentración de apoyo a Madrid 2020, sabían que irían ellos y cuatro más.

Personalmente me da igual que consigan los juegos o no, pero si alguna vez tuve miedo (económico) de un resultado positivo para Madrid (políticos del PP), ahora estoy muy tranquilo.
Aunque Madrid sea la opción menos mala, los españoles tendremos suerte porque tampoco los van a conseguir.
Fin del cuento de la lechera.

Enviado y escrito por IRONICO