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>UN BLOG CON TUS ARTÍCULOS DE OPINIÓN, O LOS RECOPILADOS DE LA PRENSA NACIONAL, QUE NOS APORTAN SU GRANITO DE ARENA

domingo, 29 de junio de 2014

La Teoría del Caos y el Ratón con Coleta


Poco dura la alegría en casa del pobre rey de España. Apenas unos días para saborear las mieles del reinado recién estrenado, y sobre la testa coronada de Felipe VI han empezado a llover desgracias en serie, en una de esas extrañas semanas en las que, a falta de noticia bomba, se han sucedido casi a diario asuntos relevantes capaces de ir desgranando las cuentas del rosario de un país salido de madre. La imputación de la infanta Cristina, la huida de Rubalcaba camino de la Universidad, incluso el episodio chusco de esa sicav que ha provocado la dimisión de Willy Meyer (IU), y desde luego el fiasco que ha supuesto la presentación en sociedad de la reforma fiscal del PP, un petardazo de gran trascendencia futura, porque el PP tenía una bala en la recámara para intentar ganar en noviembre de 2015 y la ha malgastado. Un cierto olor a descomposición lo inunda todo. A fin de ciclo. A sálvese quien pueda. A crisis sistémica.

Dice el famoso “efecto mariposa”, la parte anecdótica de la “teoría del caos”, que el aleteo de una mariposa que vuela en China puede ser capaz de producir un mes después un huracán en Texas, postulado que el sabio Einstein formuló más poéticamente diciendo que hasta la más pequeña gota de rocío caída del pétalo de una rosa repercute en la estrella más lejana, ejemplo de la interdependencia de pequeñas causas generadoras de grandes efectos, y hay quien en España empieza a adelantar una “teoría de la catástrofe” según la cual la aparición en la política española de un ratón con melena amenaza con derrumbar los rascacielos del Paseo de la Castellana de Madrid, que tal es la fuerza del fenómeno Podemos al mando del carismático Pablo Iglesias. Dicen las fuentes que el corrimiento electoral plasmado el 25-M sigue su curso, y que el pánico se ha hecho carne en las filas del Partido Popular, por no hablar de un PSOE en caída libre. Reveladoras las palabras de Felipe González, según las cuales del próximo Congreso socialista puede salir un liderazgo débil que deje al partido con 40 diputados pelados. La sombra del PASOK griego es alargada.

Todos los partidos de la Transición, en crisis aguda. ¿Ratón o elefante? Los daños causados en el establishment político por el terremoto del 25-M se están revelando devastadores. Incluso en IU, donde se vive un soterrado ajuste de cuentas cuyo final está por ver. Por no hablar de la misteriosa desaparición de la escena política de UPyD y de su lideresa, Rosa Díez. What ever happened to baby Jane
La fuerza de Podemos, lo nuevo contra lo viejo, como símbolo de la descomposición del régimen de la Transición y del surgimiento de algo que no sabemos muy bien qué es y hacia dónde va. El ejemplo más claro de la delicuescencia del sistema es el gatillazo protagonizado por el PP con su famosa reforma fiscal, el arma disuasoria de la que la derecha conservadora en el Poder creía disponer para volver a ganar en noviembre de 2015, si no antes. 

Hay muchas cosas que no se entiende de una reforma fiscal en la que el PP había puesto todas sus esperanzas, y que se ha desinflado nada más salir a escena, entre otras cosas, porque, como siempre tratándose de este Gobierno, se plantea mal, se enseña con trampa, se anuncia un viernes pero se esconde la letra pequeña para que de esta forma los medios se vean obligados a “vender” los mensajes que pretende el Ejecutivo. No se entiende que alguien encargue un informe a una comisión de expertos para que marquen las líneas maestras de esa gran reforma que desde tiempo inmemorial reclama el país, y que cuando se lo entregan lo meta en un cajón y se olvide del mismo. No se entiende que el propio Montoro diga en privado que “esto es una rebaja de impuestos, porque la verdadera reforma fiscal la dejamos para 2016”. ¡Cuán largo me lo fiais! ¡Qué insensata confianza en poder formar Gobierno tras las generales de 2015! Sobre todo no se entiende el batiburrillo de tramos y tipos y el tufo a cálculo electoralista cuando, al final, la rebaja anual para un trabajador por cuenta ajena y sin hijos oscilará entre los 230 y los 330 euros para una nómina inferior a los 50.000 euros, como es el caso de la mayoría de las españolas. Mucho ruido y pocas nueces. Ese votante al que el PP pretendía camelar con el invento puede verse tentado a dedicarle una sonora peineta, mientras le espeta que el precio de mercado de su voto está por encima de los 23 euros mensuales de media que la gaviota pretendía meterle en el bolsillo como golosina.

Riesgo de poner en peligro los ajustes realizados

Esfuerzos vanos echados por la borda. Primero hubo que convencer a Bruselas de que era necesario bajar impuestos en un país que, a pesar de todos los ajustes, sigue teniendo un déficit público del 6,6% del PIB, porque, tras el auge de los partidos radicales en toda Europa, había que poner coto a Podemos en España. Intento fallido y fiasco que podría ser mayúsculo: puede que el Gobierno Rajoy no solo no logre seducir a quienes necesita convencer, sino que además ponga en serio riesgo el cumplimiento de los objetivos de déficit, porque las cuentas no cuadran. 
España se ha comprometido a llevar el déficit al 2,8% a finales de 2016, lo que supone un esfuerzo de casi 40.000 millones que hay que acometer en apenas dos años, entre 2015 y 2016. En esta situación, ahora se propone una rebaja fiscal de 9.000 millones de euros, con una recaudación que, aunque está creciendo, ni de lejos lo hace al ritmo del 6,7% que sugiere Hacienda, sino a un mucho más modesto 3% anual. De modo que el precio a pagar por el intento del PP de recuperar su electorado podría ser terriblemente gravoso. En efecto, son muchos los que temen que el Gobierno que salga de las próximas generales se vea obligado a meter la tijera de otro ajuste similar al conocido en 2012. ¿Todo lo ganado, perdido?

España empieza a mirarse en el espejo de una zozobra que recuerda mucho los coletazos de la era Zapatero, cuando medidas desesperadas como la de los 400 euros no solo no lograban solventar el problema, sino que lo agravaban. El corolario es que, culminada la reformita en 2016, el IRPF español en todos sus tramos estará por encima del existente en Francia, Alemania e incluso Gran Bretaña, mientras que la fiscalidad del impuesto sobre plusvalías quedará 6 puntos por encima de la media OCDE. En cuanto al impuesto de sociedades, el español quedará en el 25%, frente a un tipo medio del 22,67% en la OCDE, diferencia que será muy superior teniendo en cuenta que el tipo efectivo en Sociedades venía oscilando entre un 12% y un 13%. Un pan como unas hostias. Si a ello se le añade la subida de indirectos, habrá que concluir que los españoles soportarán con Rajoy una mayor presión fiscal que la que tenían con Aznar y Zapatero.

El PP ha quemado la pólvora en salvas. Falto de coherencia y roto el mandato electoral que recibió en noviembre de 2011 para reducir sustancialmente el tamaño del Estado, ha optado por consolidar un modelo de fiscalidad socialdemócrata. A caballo de un inmovilismo atroz, no ha despejado ninguna de las grandes incógnitas que se ciernen sobre la economía española, mientras en lo político se ha convertido en un partido conservador que, con episodios como el del aborto, recuerda a la vieja derecha española de sacristía de siglos pasados. El silencio más espeso sigue rodeando escándalos como Gürtel y Bárcenas –un año en la cárcel lleva el caballero- y la utilización torticera que está haciendo de la Fiscalía y la Agencia Tributaria en defensa de los intereses de la hija y hermana de Rey roza lo esperpéntico. El fiscal Horrach ha llegado a pedir por carta al Gobierno –lo contaba Javier Ruiz el jueves- que meta en cintura a los jueces tipo Castro, el terso verso suelto que resta a una pobre Justicia domesticada. ¿A quién puede extrañar que, ante tamaño despliegue de estulticia, las huestes de Podemos sigan ganando adeptos?

Gobierno sin alma y sin proyecto

Sensación de Gobierno sin alma y sin proyecto. El fiasco de la reforma fiscal no hace sino añadir nuevos nubarrones sobre la suerte del PP de cara a las generales de 2015. Si al guiso le añadimos el condimento de un PSOE en ruinas, obligado a encarar una reconstrucción precipitada sobre liderazgos muy débiles, se llega a la conclusión de que las opciones de una reforma sensata del régimen salido de la Transición se reducen considerablemente o, en otras palabras, las posibilidades de una salida pactada de la crisis política española son cada día más escasas. Los mensajes que llegan el Gobierno son todos descorazonadores. El golpe de moral que supuso la subida al trono de Felipe VI se ha diluido en unos días. La preocupación empresarial sobre lo que pueda ocurrir en Cataluña el próximo otoño no deja de crecer, por el riesgo de que el envite termine afectando a la recuperación. ¿Tiene algún plan específico este Gobierno para hacer frente al desafío secesionista?

Todo en almoneda, con un aire de provisionalidad que impresiona. El único que aquí parece haberse dado cuenta de que la barcaza amenaza hundimiento ha sido el abdicado Juan Carlos, que, montera en mano, ha saltado al ruedo para despedirse con un “yo me largo, y ahí os las den todas”. Hasta Rubalcaba ha puesto pie a tierra, dispuesto a hacerse invisible. La responsabilidad de este Gobierno, obligado con mayoría absoluta a embridar la situación, en el horizonte que se le abre al país a partir de 2015 es muy grande. El empeño a ultranza por mantener el statu quo político inalterado, sobre la base de una recuperación económica capaz de amortiguar todas las tensiones sociales, amenaza con llevar a España al borde del precipicio. 

JESUS CACHO
Publicado en "Voz Pópuli" - 29/6/14

martes, 24 de junio de 2014

Las Trampas de Rajoy

Empieza a ser tradición: toda noticia propagandística del Gobierno de Rajoy acaba escondiendo mucha letra pequeña que conviene conocer, y que solo aparece un par de días después, cuando el Ejecutivo ya ha colocado el titular. La rebaja de impuestos no es una excepción. Éstas son las trampas que Cristóbal Montoro no nos contó.

1. Los impuestos no bajan para todos. Para algunos subirán, por la vía de eliminar deducciones que –casualmente– son las más progresivas de las muchas que hay. Apenas se tocan las que favorecen a los más ricos: especialmente la deducción por planes de pensiones privados –que solo se reduce de 10.000 a 8.000 euros–, ni tampoco las de compra de vivienda. Pero sí se recortan dos: a los despedidos y a los jóvenes que viven de alquiler. Los primeros tendrán que pagar impuestos por la indemnización por despido, mientras que los segundos solo podrán deducirse de sus impuestos la mitad de lo que hasta ahora se descontaban.

2.  Con el cambio de tramos, hay muchos trabajadores españoles para los que la rebaja en el IRPF apenas se notará. Quienes hoy ganan entre 20.200 y 33.007 euros hasta ahora cotizaban a un tramo máximo del 30% en el IRPF. El año que viene, con los nuevos tramos, será el 31% y el siguiente el 32%. ¿Significa esto que pagarán más? No exactamente, porque la rebaja en los tramos más bajos también les beneficia en su tipo efectivo, por lo que en el cómputo final puede que acaben pagando menos. Pero la reforma es tan deliberadamente compleja que es difícil de asegurar y es precisamente en este tramo –en el que casualmente se encuentra el salario medio español– donde la rebaja fiscal menos generosa será.

3. En porcentaje, la reforma de Rajoy beneficia especialmente a las rentas más bajas y a las rentas más altas. Pero en números absolutos, la diferencia entre ambas no tiene color. Según los interesantes cálculos de "Cinco Días", un trabajador con un salario bruto de 15.600 euros, se ahorrará 394 euros en la declaración de la renta de 2016. Para alguien que gane 90.000 euros, la rebaja será de 2.446 euros. Y para una nómina de 300.000 euros anuales, el regalo de Montoro será de 11.649 euros anuales.

4. ¿Cuánto cambiará la recaudación con la nueva reforma fiscal? ¿Cómo quedarán los impuestos si a esta rebaja fiscal descontamos los impuestos que antes Rajoy subió? Por ahora, no hay respuesta oficial con los detalles exactos. Los cálculos, con seguridad,  ya están hechos en el Ministerio de Hacienda, pero no se harán públicos hasta que se publique la memoria económica de la ley. ¿Cuándo se producirá tal milagro? A saber.

5. Para los autónomos, la tomadura de pelo es sideral. Cuando Rajoy llegó al Gobierno (prometiendo rebajas fiscales, recuérdenlo bien), su retención subió del 15% al 21%. Entonces aseguraron que en realidad solo sería así hasta el 31 de diciembre de 2013, y que para entonces bajaría al 19%. Fue otra promesa falsa –ya estamos en 2013 y el 21% sigue en vigor–, y ahora venden como gran novedad que para enero de 2015, un año más tarde, la retención será del 19%: cuatro puntos más que cuando Rajoy llegó. Bernardo vergara, ene ste chiste, lo explica fenomenal.


6. El impuesto de sociedades para las grandes empresas pasará del 30% al 25% en 2016. En teoría, esto no significa que sus impuestos bajen porque muy pocas pagaban esta cantidad, gracias a la enorme maraña de deducciones que aplican, y que en algunos casos se reducen. Pero en la práctica, está por ver que el tipo efectivo realmente aumenta –como asegura el Gobierno–, porque el nuevo sistema fiscal sigue siendo tan complejo o más que el anterior y las deducciones no se recortan tanto como muchos esperaban.

7. Entre las rarezas del impuesto de sociedades hay una que Montoro ha querido vender como si fuese Robin Hood. La banca seguirá pagando un 30% "para que devuelva a la sociedad ese esfuerzo que ha hecho", según ha explicado su número dos en Hacienda, Miguel Ferré. ¿La realidad? Es justo al revés. La decisión de mantener el 30% en vez del nuevo 25% es un nuevo favor del Gobierno al sector financiero, otro más. Si el impuesto de sociedades bajase para la banca, también bajarían sus créditos fiscales: las bonificaciones que ahora se pueden deducir. Gracias a Robin Hood Montoro, la banca se ahorrará 2.500 millones de euros que el Estado no recaudará.

8. La rebaja no saldrá gratis. Según los cálculos del Gobierno, su rebaja fiscal supondrá 9.000 millones menos de recaudación que –en su teoría– se recuperarán gracias a una mayor actividad económica. Este milagro, tan mentado por los liberales, está por demostrar, y ni siquiera la Unión Europea se lo acaba de creer. España ha prometido recortar en 30.000 millones el gasto público, por lo que la rebaja eleva esta cifra a 39.000 millones: casi cuatro puntos del PIB. Y esos recortes ya se sabe dónde acabarán: en unos servicios públicos de peor calidad.

9. Como dice Ignacio Zubiri –catedrático de Hacienda de la Universidad del País Vasco y uno de los mayores expertos españoles en fiscalidad–, es "una reforma fiscal ineficiente e injusta, que ni mejora la eficiencia ni la equidad ni estimula el crecimiento, ni favorece la coerción del déficit". Beneficia a las rentas medias altas y altas, en detrimento de las clases medias bajas y bajas, que se ahorrarán unos pocos euros pero perderán mucho más con los recortes del Estado del bienestar. Con Rajoy ganan los de siempre, una vez más.

IGNACIO ESCOLAR
Publicado en "El Diario" - 24/6/14

lunes, 23 de junio de 2014

El Blindaje Borbónico

En cuestión de retorcer las leyes, hay que reconocer al Gobierno una habilidad especial para que canten flamenco y hasta para ganar, si se ponen, el Festival Internacional de las Minas. No hay obstáculo que no pueda ser salvado por estos ingenieros jurídicos, a los que le das el reglamento para la protección de pollos de corral y, al descuido, te cambien de paso el Código Penal para que los antisistema puedan ser castrados en presencia de un veterinario.

Algo parecido han logrado con el aforamiento del exjefe del Estado, que al parecer urgía porque Su Enormidad ya no es inviolable y puede desmelenarse ahora que ya está jubilado. En las prisas han influido también unas demandas de paternidad que estaban saltando de juzgado en juzgado de cuando el desmelene, presuntamente, le pilló en activo, y no se quiere que se forme lodo con aquellos polvos. Toda precaución es poca.

Para el blindaje de Juan Carlos, el Gobierno ha tenido que recurrir a lo que tenía a mano, al estilo de esos grandes cocineros que abren la despensa, ven una solitaria lata de mejillones, y se montan un carpaccio de frutos del mar. Así, han pillado una ley orgánica en trámite sobre los permisos laborales de jueces y fiscales para incluir el famoso artículo bis, que traducido al lenguaje de la calle equivale a un además de todo lo anterior, lo que a mí me dé la gana.

Tan discutible es el aforamiento de un exjefe del Estado que no se conoce país civilizado en el que se haya regulado algo semejante. Pero más discutible aún es que dicho aforamiento ante el Tribunal Supremo no sólo sea por causas penales sino también civiles, de manera que no sólo abarca las responsabilidades derivadas del ejercicio de un cargo ignoto, como es el de Rey abdicado, sino también de las de su vida privada.

La reforma tiene la virtud de pasarse por el arco del triunfo la propia arquitectura legal del Estado, lo que da idea del tamaño del arco. De entrada, se vulnera el derecho al juez natural predeterminado por la ley, que hasta ahora era uno de esos principios fundamentales, y ya de paso se fulmina otro, que es de la irretroactividad de las leyes, ya que toda causa que se inicie desde este momento hasta la entrada en vigor de la ley que se modifica pasaría al Supremo por el artículo 33, que en este caso es un enmienda a una disposición adicional. Ya han sido varios quiénes se han preguntado con razón qué habrá hecho este hombre para necesitar tantas salvaguardas.

Lo que es innegable es que la ley es igual para todos. Si cualquiera consiguiera ser rey y abdicar después estaría tan protegido como el ciudadano Juan Carlos. En eso la ‘enmienda Borbón’ no hace distingos. Somos un democracia seria y avanzada.

JUAN CARLOS ESCUDIER
Publicado en "El Confidencial" - 23/6/14
Montajes de "El Jueves".

viernes, 20 de junio de 2014

¿Cuento o Novela?

Menos mal que el Rey a última hora decidió destapar el Rolls Royce, porque con la capota puesta tenía algo de furgón funerario. Habría parecido que iban a su entierro. En eso el Papa ha marcado tendencia, hay que reconocérselo. Yo habría hecho lo mismo, con independencia de lo que me aconsejaran los servicios de seguridad. Carece de mérito porque yo tengo menos que perder que el Papa y que Felipe VI: en el metro me coloco siempre al borde del andén con la esperanza de que algún loco me empuje al paso del convoy. Y ustedes perdonen por esta cuña de intimidad en la crónica de un acontecimiento histórico. ¿De verdad histórico?...

¿Qué prefijos caben delante de la palabra más usada estos días? ¿Pre, post, a, contra, trans, extra? ¿Prehistórico, poshistórico, ahistórico, contrahistórico, transhistórico, extrahistórico? Quizá fue más ahistórico que otra cosa. La a es un prefijo negativo (amoral, acéfalo, afásico, anormal…).

Dejémoslo, pues, en ahistórico porque la parafernalia utilizada guardaba más relación con el registro literario que con el rigor científico que atribuimos a los historiadores. Un cuento. 
Asistíamos al comienzo de un cuento y este cuento, desde el punto de vista del lector ingenuo, comenzaba con el paseo en Rolls a pecho descubierto. Todo lo anterior había sido prólogo y los prólogos son un coñazo. Por eso no hay antologías de prólogos al modo en que las hay de poesía o de relato breve. Significa también que los prólogos se escriben por compromiso. Se los arrancan a uno y uno los escribe porque no sabe decir que no o porque debe un favor al peticionario.

Hasta el discurso del nuevo Rey parecía redactado por un prologuista sin ganas. La mayoría de los expertos de la tele insistían en que había sido estupendo porque le había dedicado el trofeo (la Corona), como en los Oscar, a la familia, porque había hablado en él de la unidad de España y esas cosas, o porque había citado a Cervantes. Era un discurso estupendo, en fin, porque había sido previsible hasta el tuétano tanto en el fondo como en la forma, en el caso de que en el fondo se agite otra cosa que no sea la forma. Lo rompedor habría sido que se refiriera a la corrupción, pero no se habla de la cuerda en casa del ahorcado.

El cuento entonces comenzaba con el recorrido a pecho descubierto (a cráneo descubierto en la medida en la que el Rolls tenía también algo de calavera). Pues sí, de acuerdo, la fábula arrancó bien, pero enseguida se tornó aburrida. A veces, uno desenganchaba de lo que ocurría en la tele y se preguntaba, por ejemplo, cómo interpretarían las ratas de las alcantarillas el sonido del automóvil y el repiqueteo de los cascos de los caballos. Si España fuera un taller literario y yo su director, habría encargado a los alumnos que contaran todo desde el punto de vista de las ratas (no se apuren, servidor estaba ahí para representarlas).

Como ven, no es fácil hacer la crónica de un suceso tan largo en el que no sucede nada. ¿Cómo contar, por ejemplo, el besamanos, tan tedioso? ¿Cuántas veces dio la mano el Rey? ¿Tres mil, cuatro mil? ¿Le quedarían entre los dedos restos de cocaína, residuos de dólares ingresados en cuentas suizas, escamas de quienes habían estrechado previamente la mano de Bárcenas o de El Bigotes? Lo bueno habría sido que entre los dos mil invitados hubieran introducido, disfrazados de gente bien, a un mendigo, a una pobre, a un indigente, a un parado, a una inmigrante ecuatoriana, a una investigadora sin beca, a un niño sin comedor. Para que se le quedara también entre los dedos algo de toda esa peña expulsada fuera de la historia. Pero entonces estaríamos hablando ya de una novela.

JUAN JOSÉ MILLÁS
Publicado en "El País" - 20/6/14

jueves, 19 de junio de 2014

Por un Beso de la Flaca

"Por un beso de la flaca/daría lo que fuera/por un beso de ella/aunque sólo uno fuera”, cantaba Jarabe de Palo años ha, y la flaca Letizia debió quedarse de palo viendo al rey saliente, hierático rey, envarado monarca cesante, rey a punto de ebullición/emoción, disminuido físicamente, casi en las últimas, viendo digo al rey recién abdicado cómo cuidadosamente la ignoraba, olímpicamente pasaba de ella, como si nada es, nada fuera, como si no estuviera, ella que tal vez estaba reclamando ese beso furtivo que casi al bies consiguió arrancarle la cesante reina Sofía, terrible cara envejecida la de esta mujer, reina sufriente, ojeras de kilómetros para una reina triste que durante años trasteó solitaria por Zarzuela, ama sin casa, sin cariño, sin siquiera un buenos días, esposa y madre doliente que jamás pensó ver este día, porque ella siempre creyó que los reyes sólo pueden caer depuestos por golpe militar o por el definitivo y traidor golpe de la parca: muertos.

Eran pasadas las 6 de la tarde y en la solemnidad del salón de columnas del Palacio Real se oficiaba el final de 39 años de reinado, años de vida colectiva, luces y sombras, en una ceremonia artificialmente alargada, mal planteada como todo el histórico espectáculo de la abdicación de Juan Carlos I que estamos viendo, todo improvisación, todo a matacaballo, de tapadillo todo, todo aderezado con toneladas de precipitado baboseo, ese melifluo baboseo que despiden los cortesanos de la pluma y el micrófono, pero todo teatral al tiempo, el teatro de lo pendiente de un hilo, “y él me da una pena enorme, porque tiene por delante un pastel que no veas”, se lamenta alguien que le quiere, “Felipe es muy buena persona, pero sin personalidad; a él siempre le manejaron primero las novias, que le putearon, y luego los amigos, que lo mismo, y terminará haciendo lo que ésta diga, pero ¿la has visto? Ella es un puro teatro, tan poco natural, tan mal vestida, porque hoy se imponía un traje de chaqueta, señora, ¿no hay nadie ahí capaz de aconsejarle? ¿Y te has dado cuenta de que se ha pasado la ceremonia haciendo señas a las niñas sobre cómo debían comportarse…?”.

"Por un beso de la flaca/daría lo que fuera". Se levantó el rey pesado, dubitativo, quebradizo, y con paso incierto se acercó a la famosa mesa de las esfinges donde rubricó, preciosa la pluma, la ley de su abdicación, el final de un cuento con la sociedad española que pudo ser de hadas y terminó en desengaño/desencanto colectivo tras décadas de silencio y desafueros, y ahora, ¿qué…? Ahora dicen que quiere viajar, divertirse, pero quiere también mantener una especie de tutoría moral sobre su sucesor, Felipe VI, y por eso no abandona el palacio de La Zarzuela, pretende que negocie con él los asuntos importantes, dos reyes separados por escasos 200 metros, difícil y peligrosa bicefalia, cohabitación imposible que puede terminar saltando por los aires y haciendo la vida imposible al joven monarca, por mucho que, como opinan otros, vaya a pasar poco tiempo en Madrid, deseoso de escapar de esa tremenda, amarga, clamorosa soledad que los fines de semana le invadía en la casona del monte del Pardo, abandonado por casi todos tras el episodio de Botswana.

Quiere viajar y dice el rumor, Madrid capital mundial del rumor, que en pleno ferragosto podría haber un discreto comunicado anunciando la separación, ruptura de iure de un matrimonio que de facto hace muchos años, casi una glaciación, dejó de funcionar, y hay quien dice que tal vez tenga en Mónaco una especie de segunda residencia, aunque lo de Corinna no está claro, no está clara la relación entre ambos una vez las partes consigan ponerse de acuerdo sobre las cuentas, que lo que ahora está en cuestión no son cuentos, sino cuentas, y tal vez por eso, por esa soledad de fondo de quien todo lo tuvo y ahora a casi nadie tiene, el rey abdicado lucía ayer ese aire de irrefrenable tristeza, la del hombre que al final de su carrera ve la nave por la que luchó navegando a la deriva, todo o casi le ha salido mal, dicen algunos íntimos que se ha ido porque “se le han hinchado los huevos”, porque el matrimonio del hijo le costó el disgusto de su vida, porque su ojito derecho, que no era otro que Cristina, le ha metido en un embolado judicial de cojones, y porque cree que esto está acabado, que tras el 25-M esto se cae, no hay nada que hacer, y llega un momento en que tira la toalla y mirando entre anonadado y displicente al tendido suelta aquello de “allá os las apañéis, que yo me largo”.

Muy lejos no podrá ir, porque el rey doliente está físicamente mal, no sabemos lo que dirá aquel locuaz doctor Cabanela que dijo le iba a poner como una moto, le iba a dejar niquelado hasta el techo, pero lo cierto es que la recuperación no avanza sino al revés, la cara hinchada, las manos hinchadas cuando manejaba la pluma del adiós, y ese paso dubitativo, incierto, quebradizo, los huesos podridos como todos los Borbones que en el mundo han sido, todos acaban igual, terrible metáfora de la situación española actual, temible el pastel que el Príncipe recibe por herencia, tremenda la humillación de la joven reina plebeya, por un beso de la flaca daría yo la vida, que ni una simple mirada recibió del Rey saliente, una más a la larga lista de ofensas que empezó en aquellos meses que la periodista Letizia (Former CNN reporter to become Queen of Spain, titulaba ayer la cadena) pasó semiescondida en las habitaciones del Príncipe en Zarzuela, sin bajar a comer con los reyes, sin ver a los reyes, mientras los ayudantes de cámara la educaban, le enseñaban a comportarse como futura Reina consorte, oculta en la trastienda de palacio hasta que el compromiso se hizo firme. “No sé si ella podrá aguantar como Reina, porque ese sí que es un oficio difícil”, sostiene la misma fuente, “aunque en realidad aguantar en la España de hoy será el gran problema de Felipe VI”. Solo un rey revolucionario, dispuesto a regenerar un sistema muerto, podría asegurar el futuro del trono. 

Terrible contradicción: Monarquía y Revolución.

JESUS CACHO
Publicado en "Voz Pópuli" - 19/6/14

miércoles, 18 de junio de 2014

Prueba de Patriotismo

Dicen Ana Botella y Esperanza Aguirre que este jueves, día de la coronación, los madrileños tenemos que dar "prueba de patriotismo" mostrando “pleno respaldo" a los nuevos reyes, aclamando a Felipe VI, colgando banderas rojigualdas en ventanas y balcones, creando una marea patriótica. Quieren una escenificación. 

Este jueves, o dices “viva el rey”, o nada. La delegación del Gobierno ha prohibido dos manifestaciones republicanas, pero también una protesta contra los recortes en educación y una concentración contra la impunidad de los crímenes del franquismo, a pesar de que la misma estaba prevista para las ocho de la tarde en Sol, cuando los actos de proclamación ya habrán terminado.

Felipe VI comenzará su reinado en un contexto de doble imposición: la de su coronación, sobre la que los ciudadanos no hemos podido pronunciarnos en referéndum, y la de la censura, con la denegación de permiso de diversas protestas públicas cuyo fin no es celebrar que el nuevo rey ha llegado, aleluya. 

La propaganda al servicio de la monarquía es tal que se presenta como democrática la coronación de alguien que no ha dicho ni mu sobre los recortes, los desahucios, la sanidad y educación públicas, las pensiones y la jubilación, el crecimiento de la desigualdad, el papel del Banco Central Europeo o el FMI, por citar algunas de las cuestiones que más nos afectan. Es hijo del rey, es Borbón y ha estudiado mucho. ¿Qué más queremos los súbditos? 

Llaman ser patriota a aplaudir al rey pase lo que pase, como en el cuento del rey desnudo. Pero el patriotismo es otra cosa. Ser patriota no es tener cuentas en paraísos fiscales y sí lo es contribuir con el Estado pagando los impuestos que corresponden. Ser patriota no es defender los desahucios o los recortes de servicios públicos fundamentales para las personas que viven en tu país. No es rescatar entidades financieras con el dinero de todos, sino hacer políticas que rescaten a la gente. Los que se han apropiado del término patriota quitan al Estado empresas rentables para dárselas a entidades privadas y socializan empresas privadas cuando éstas tienen pérdidas, para rescatarlas con el dinero de todos. 

Quienes se sienten dueños del patriotismo y nos dicen que ser patriotas es aplaudir al rey son los mismos que han defendido la venta de viviendas de protección oficial a foindos buitre -extranjeros-, que en pocos meses han duplicado el precio de venta. Son los que niegan la justicia universal a los españoles, e incluso quienes están dispuestos a dar la espalda a un ciudadano español para defender los intereses del ejército extranjero que le ha asesinado. 

El patriotismo del Ayuntamiento del PP de Madrid va a destinar 21 millones de euros para convertir un parking público de Canalejas en un complejo de lujo pero se niega a garantizar a los ciudadanos una vivienda digna y otros derechos fundamentales. El patriotismo del Ayuntamiento de Madrid recorta la ayuda para necesidades sociales de emergencia pero decide renovar el mobiliario urbano en las calles por las que pasará la comitiva tras la proclamación de Felipe VI. El resto de Madrid no es digno de renovación. 

El patriotismo de la alcaldesa Ana Botella es el que la lleva a un spa de lujo en Portugal horas después de la muerte de cinco jóvenes en la instalación municipal Madrid Arena, que no tenía licencia ni cumplía la normativa de seguridad. 
Es ese patriotismo con el que afirma que la reforma laboral del PP, la que nos ha impuesto más recortes, es “la ideología que más progreso ha traído a la humanidad”. Cada revisión de la lista de espera quirúrgica en Madrid bate un nuevo récord: La región gobernada por Ignacio González acumula 75.000 personas aguardando una intervención tras el recorte en presupuesto y plantilla. Pero ser patriota es salir a la calle a saludar y aplaudir al hijo de un rey que llega a jefe de Estado para asumir un cargo hereditario, vitalicio e inviolable. 

Nos lo dice una alcaldesa no electa como tal, en una región con un presidente de comunidad no electo como tal, sobre un jefe de Estado no elegido

La monarquía ha protagonizado casos de corrupción, ha trabajado por el mantenimiento del statu quo, ha servido a los intereses de una elite, ha sido parte de este engranaje en el que se ha institucionalizado la estafa. Teniendo en cuenta que Felipe VI es sucesor de ello, un mínimo gesto de patriotismo nos exige recordar a quien hereda el trono sin haber dicho nada que los aplausos hay que ganárselos. 

Reivindiquemos otro tipo de patriotismo. El que defiende derechos para todos y no solo para unos pocos. El que trabaja por una vida digna y por una mayor igualdad. El que lucha por que no haya privilegios para una elite a costa de una mayoría. El que hace de la solidaridad su bandera.

OLGA RODRIGUEZ
Publicado en "El Diario" - 17/6/14

viernes, 13 de junio de 2014

¿Eres Madre?... ¡Pues al Paro!

Menos mal que somos muchas las mujeres que engrosamos las listas del paro. Al principio yo pensaba que era una putada quedarte sin sueldo y sin poder desempeñar tu labor profesional. Pasar al desempleo no me parecía un planazo. Especialmente después de verme rodeada de mujeres en esta situación (según la Encuesta de Población Activa -EPA-, la tasa de desempleo femenino es de un 26,57%). Pero desde que leí en rtve.es queLa salud de los bebés mejora si la madre está en paro y se puede cuidar durante el embarazo”, ya me quedo más tranquila.

Siempre hay alguien que, cuando pasas un momento difícil, viene a echarte un cable diciéndote que no hay mal que por bien no venga. Esa mentalidad tradicional que justifica todo lo malo, como si pasara por algo que has hecho mal, aunque sea mentira. O esa mentalidad que te anima a conformarte como si nada, como si no importara. Como cuando le dije a una persona cercana que me había quedado sin trabajo y me respondió: “Tranquila, cuando se cierra una puerta, se abre una ventana, como decía Sor María en Sonrisas y Lágrimas“. ¡Qué cojones sabrá Sor María!

Siempre hay razones para justificar todo. ¿Que las tías cobran menos? No es casualidad. Hay jefes con argumentos de todo tipo para explicar por qué entre sus dos subordinados, a ella no le ha subido el sueldo, pero sí a su compañero de escritorio, pese a tener peores resultados. “Es que tu marido gana una pasta”, por ejemplo. Yuhuuuuu. No os engañéis, chicas. Lo que pasa, en realidad, es que él sí tiene colita, y el que decide la subida de salario, también.

Es asombroso que a estas alturas, la televisión pública se haga eco del estudio de la Barcelona Graduate School of Economics (BGSE), que arroja una conclusión tan machista (el paro es bueno en las madres, en los padres no). Un informe que, en el fondo, justifica y saca algo positivo del desempleo femenino (como que las mujeres nos cuidamos más, jajaja). ¿Y ellos? Vaya morro.

La maternidad es ese momento en el que te caes del guindo y, por más que creas en la igualdad, te das cuenta de que eres tú la que va a ser castigada física, mental y profesionalmente. Es lo mejor, pero a la que le salen estrías, celulitis y se vuelve un globo, eres tú.  Es maravilloso, pero la que reduce jornada, sueldo y cotización eres tú. Es algo compartido, pero a la que le duelen los pezones al dar el pecho es a ti.

Lo bueno es que todo esto no importa. Gracias, rtve.es, por ver de una forma taaaaan positiva que a las mujeres con hijos y demás chicas en edad de procrear no se nos pueda ver como trabajadoras en igualdad de condiciones que ellos, por más que sean padres o estén en edad de serlo. Otro argumento más para la lista de tonterías que utilizan los gilipollas que deciden a quién contratar desde los departamentos de Recursos Humanos de las empresas de este país.

SANDRA BULOS
Publicado en "Público" - 12/6/14

domingo, 8 de junio de 2014

Rajoy, el Gran Estadista

Mariano Rajoy, que estos días parece un niño con zapatos nuevos, se inclinó el otro día ante el Rey como si estuviéramos aún en el  en el Antiguo Régimen. Su tendencia a ser un servil es bien conocida.  

Ahora disfruta porque la abdicación de Juan Carlos I le permite creerse que es un estadista. Un hombre de Estado, un presidente que pasará a la Historia de España como una especie de héroe. Le importa un bledo que, mientras él se jacta de sus éxitos -que son inexistentes- cada dos por tres van apareciendo ante la opinión públicas  corruptos a granel, procedentes del Partido Popular. 
El éxito de Rajoy es que acumula con gran tranquilidad los numerosos presuntos chorizos que se encuentran bajo sospecha y sigue sin limpiar la mierda de no pocos/as populares.

Era sabido en toda Valencia que el tránsfuga Blasco, pasado del PSOE al PP -donde se hizo millonario-, era un corrupto. Rajoy, sin embargo, dejó hacer y se lavó las manos, que es su especialidad en el arte del cinismo. Ha sido Blasco condenado, pero como la Justicia valenciana es la que es, resulta que se quedará en su casa y a vivir que son dos días. En la Comunidad de Valencia los asuntos oscuros y siniestros -como el accidente del metro de la capital valenciana- se han mantenido durante muchos años. Desde Camps y sus trajes hasta el aeropuerto sin aviones promovido por el cacique castellonense Fabra, al que Rajoy calificó públicamente de “ser un ejemplar ciudadano y político”. La trama gallega -gallego Rajoy- ha saltado recientemente. Hay mierda por doquier.

¡Ojo, que está Ruz! El juez Ruz señala que ve indicios de delito en las obras de la sede del PP. El juez imputa al delitos y falsedad al extesorero. El País publica hoy lo siguiente: “La investigación judicial también ha estrechado el cerco en otros frentes, como el relativo a las obras de la sede principal del PP -abonadas supuestamente con dinero negro-, el pago de una supuesta comisión ilegal al PP de Castilla-La Mancha, o la compra del edificio que ocupa el PP de La Rioja, supuestamente pagado en parte con dinero no declarado a Hacienda por la dirección del partido conservador en esa comunidad autónoma“.
Y entre tanto el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, mirando a las telarañas, callando y escondido sin abrir la boca por si acaso. La Moncloa y Génova 13 hacen ver que aquí no ha pasado, ni pasa, nada. No hay país solvente que pueda aguantar lo que ocurre desde hace años en la España del PP. Es una gran vergüenza. En efecto, muchos de ellos son sinvergüenzas que se dedican a la política para forrarse.

Postdata.- La austeridad del acto de entronizar al Príncipe heredero, Felipe de Borbón, es un gesto que, más allá de otras circunstancias negativas para la Corona, debe ser respetado. Máximo cuando, en ese próximo acto, no habrá misa. Es una decisión valiente la del nuevo Rey. Es una lección en favor del laicismo, aunque pueda molestar a la cúpula eclesiástica, que sigue escandalizándose siempre que alguien defiende el laicismo. ¡Una cosa es el César, y otra, Dios! Y respecto a lo dicho, ¡chapó don Felipe!

ENRIC SOPENA
Publicado en "El Plural" - 6/6/14

sábado, 7 de junio de 2014

El Cuento de Caperucita

Cuando no nos habíamos repuesto de los abruptos comentarios que siguieron al resultado electoral del pasado 25-M, pues aquí es corriente despachar a las sardinas como ballenas de buen porte, don Juan Carlos decidió acaparar la atención pública comunicando que iba a hacer aquello que siempre había parecido que no haría, abdicar. Enseguida empezó una extraña competición entre los que dijeron que ya lo sabían y los que reconocieron que sólo se habían enterado unos días, o unas horas, antes. Luego se descargó sobre nosotros, inmisericorde, la inacabable retahíla de elogios institucionales vertida por las numerosas televisiones oficiales y por los medios que empiezan a preguntar sus impresiones sobre el caso a los diversos figurones, con el resultado de abundantes vanidades heridas por no haber sido llamados a este singular coro informativo.

No tardó tampoco en comenzar la andanada del republicanismo que ya venía muy motivada del supuesto éxito del 25-M, y otra vez a la Puerta del Sol, porque  esta izquierda supuestamente nueva le tiene un gran apego a sus tradiciones y no desdeña la magia. Apareció entonces, rutilante, la vieja imagen de la República reconvertida por sus reclamantes en el nuevo cuerno de la abundancia, todo bienes, ninguna corrupción, un océano de promesas embebido en las palabras más hermosas, olvidando, eso sí, que de venir de la mano del voto bien pudiera ser que el presidente fuese alguien como Aznar, por poner un ejemplo que pueda resultarles familiar a los de Podemos, pero imagino que estos son detalles que a nadie deben amargarle una fiesta 'popular' como la que estos agitadores cívicos decidieron iniciar el día 2 de junio.

No sé si alguno llegó a pensar que el rey acudía en su auxilio al afirmar que “Una nueva generación reclama el papel protagonista para afrontar con renovada intensidad los desafíos”. Por si alguien no ha caído, no estará de más recordar que esta exaltación retórica de las nuevas generaciones es un producto ideológico de procedencia nada incierta, a saber, casi el único rasgo de la cultura política de los vencidos en la segunda gran guerra, nazis y fascistas, que ha sido acogido por los vencedores, y que, en el caso de los comunistas, que nunca habían sido especialmente juvenilistas, fue llevado a extremos de barbarie inaudita en la revolución cultural del  maoísmo, pero no es cosa de ponerse estrechos, y tampoco vamos a privar a don Juan Carlos de este apaño argumentario para tratar de explicar lo hiperoculto.

Las palabras de don Juan Carlos han cumplido la función que se le suele reconocer a los cuentos infantiles, y muy especialmente al escasamente ecologista de Caperucita, la abuelita y el lobo. Aunque se pueda discutir sobre la función social de este relato, apenas cabe dudar de su índole preventiva, de su condición de administrador de miedos y prudencias para que las tiernas infantas no se aventuren por bosques escasamente iluminados.
Naturalmente que don Juan Carlos no iba a contar ninguna versión de una historia tan sentimental y terrorífica, pero la retórica escogida por el monarca para explicar su salida del escenario no deja de tener aspectos monitorios, por mucho que se recubran de la retórica común sobre lo muy conveniente que es dejar sitio a las nuevas generaciones, un mensaje que seguro han escuchado con arrobo ese amplio 55% de jóvenes españoles que no conocen otro empleo que el del paro

Admitiendo que el rey debía dar alguna explicación sobre su inesperada decisión, cabe dudar que la retórica escogida sea la más adecuada. Por supuesto cabría desear que hubiese dado una explicación más directa de las causas de su abdicación, pero tal tipo de discurso siempre se prestaría a controversias que pudo considerar indeseables. Dado que parece comprensible que se ha estimado que una verdad rotunda no hubiera sido una buena compañera del mensaje de despedida, cabe preguntarse qué es lo que ha querido decirnos el monarca, siempre que, como me parece ser el caso, no demos en considerar que la monserga generacional contenga una razón suficiente del mutis real.

La hipótesis más favorable al monarca es la que apunta a que con su despedida ha querido decirnos que no está dispuesto a sancionar algunas cosas que parecen adivinarse en el horizonte inmediato, o que ha querido decir a la clase política que son ellos y no él quienes tienen que arreglar el carajal institucional y el desprestigio político en que parece atascado el sistema del 78. Si esta interpretación se considera excesivamente generosa con el significado del gesto regio, sólo cabría pensar que ha salido corriendo ante la que se avecina. Lo peor de esta última hipótesis es la evidencia de que ese gesto mismo puede agravar y acelerar los supuestos males en ciernes. Yo prefiero la interpretación generosa, aunque el cuento de Caperucita se preste a lecturas asaz extravagantes.

Ahora mismo, cabe cualquier suposición sobre el futuro, no tanto por lo que ha pasado como porque ahora parecen posibles situaciones impensables hace menos de dos años. El 25 de mayo el PP recibió un castigo que, si se mide en comparación con el voto de las últimas generales, cosa que no suele hacerse, adquiere la condición de una debacle, que es lo que debieron suponer los que se negaron a acudir a los pies del balcón genovés para celebrar esta segunda victoria rajoyana. El consuelo de que el PSOE está peor no es gran cosa, y menos ha debido suponer para el monarca. Dos de los soportes tradicionales del sistema de 1978, PP y PSOE, PSOE y PP, amenazan ruina, y no porque los electores se hayan vuelto locos, sino, precisamente, porque no lo han hecho. Se trata de un problema que requiere algo más y algo distinto que relevos generacionales. 

Desde 1975, si no antes, los españoles vamos corriendo detrás del espantajo de la renovación generacional, como si lo único malo de Franco es que fuese un octogenario. Va siendo hora de que dejemos de contarnos historias infantiles y pensemos en serio en lo que está mal y en lo que hay que hacer para arreglarlo, y mejor será que nos olvidemos de que un nuevo rey tenga mucho que decir o que hacer para corregir defectos que afectan a la monarquía pero que ni han nacido con ella, ni se pueden eliminar sin un serio cambio político en el interior de las dos grandes fuerzas que soportan el sistema.

J.L. QUIRÓS
Publicado en "Voz Populi" - 5/6/14

miércoles, 4 de junio de 2014

2.000 Millones, Su Primer Crimen

Se nos va el rey con un patrimonio que se acerca a los los 2.000 millones (The New York Times, por cierto; no La Tuerka). No está mal para los servicios prestados. Toca a un beneficio de 50 millones al año, cifra que se eleva sutilmente por encima del salario mínimo interprofesional. En estos tiempos de loas generalizadas a este señor claroscuro, hay que aplicarle también a su campechana majestad el baremo del tanto vales tanto tienes. La prensa extranjera lo está contando mucho. La española (de papel), menos. Vale mucho un tío que ha amasado una fortuna de casi 2.000 millones en 40 años. Es un crack, o sea. Un manguis-alfa. 
Pero, en todo caso, yo creo que a Juan Carlos, a razón de cuatro millones mensuales, habría que haberle exigido un poquito más. Por ejemplo, controlar los negocietes de su apuesto yerno, que se ha demostrado incluso mejor metiendo la mano que en el balomnano. Pero lo de meter la mano (no confundir con meter mano, pero también) ha sido siempre una muy loable cualidad de nuestra casta borbónica.

El del origen de su notable patrimonio es solo uno de los enigmas que nos ha dejado Juan Carlos I en su abandono de la mayestática y majestuosa majestad. Pero no el mayor ni el más irresoluble. A mí el enigma que más me pone, en todo caso, es este último. La borbonada final. Porque vivimos en España una semana de signos republicanos tras las elecciones europeas y la elevación a los altares izquierdosos de Pablo Iglesias. Porque últimamente los reyes y los príncipes iban mucho al fútbol a dejarse ver para hacerse populares. Porque Corinna ya no se acerca por las revistas y los periódicos a decir sus cosas. Porque los elefantes se sentían ya menos en peligro de extinción.
Demasiados signos, y ninguno de los grandes pensadores y divagadores de este país habíamos sospechado que Juan Carlos se iba. Debe ser que la monarquía suele resultar bastante indisoluble con el pensamiento. Salvo que se considere pensamiento aquel que no es racional.

El discurso del rey comienza con una promesa, con perdón por la redundancia, muy prometedora: “Me acerco a todos vosotros esta mañana a través de este mensaje para transmitiros, con singular emoción, una importante decisión y las razones que me mueven a tomarla”.
Pero después esa promesa se queda en la chorrada subsiguiente: “Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana”.

Aparte de la topicidad infantiloide del discurso, yo no sé qué merecimientos tiene esa “generación más joven”, o sea Felipe VI, para “emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando”. Quizá los mismos que tuvo, en su momento, el fascista de su padre, impuesto por Francisco Franco y capaz de aplaudir con el dictador, desde el balcón del Palacio Real, octubre de 1975, los últimos fusilamientos del asesino ferrolano.

Los posibilistas, los meapilas, los ignorantes y los paletos alegarán que aquello lo hizo JC a contracorazón, en un ímprobo esfuerzo por contentar a Franco, y por no desmarcarse del plan de monarquía parlamentaria que nos guiaría hacia la risueña libertad que hoy gozamos seis millones de parados y otras gentes de malvivir. Pero, aplaudir aquellos fusilamientos arbitrarios, es como si yo justifico los 900 muertos de ETA porque estoy de acuerdo con el derecho de Euskadi a decidir. No cuela 9 milímetros Parabellum, ni pelotón de fusilamiento, como animal de compañía libertaria, Juancar, tío. Coño, por lo menos tendrías que haber pedido perdón. Y haber echado un par de euros, de tus 2.000.000.000, en la hucha de lo de la memoria histórica.

El cáncer de la corrupción en España empieza por una Casa Real corrupta que se ha embolsado casi 2.000 millones, y que inspira al asalariado a contratar al obrero sin factura para ahorrarse 50 pavos de IVA. La diferencia es que el asalariado y el obrero no pueden abdicar ni gozan de impunidad penal, y los crujen. 

Felipe VI, ese hombre tan preparado, va a heredar tarde o temprano la claroscura fortuna de su padre. Solo eso ya lo deslegitima para ser rey. Es su primer crimen. Aunque yo creo que todo ser humano, por nacimiento, está deslegitimado para ser rey. O, por los menos, para ser mi rey. 
Yo puedo ser feo, pobre y algo tontiño. Pero nunca seré vasallo. Y no es una cuestión revolucionaria. Es porque no me sale lo de sentirme vasallo. Y yo creo, viendo a España, que el fallo va a ser mío.

No sé si me he explicado, pero es que si me explico más me mandan a Cristina Cifuentes a detenerme a casa en persona, y eso sí que no. Yo soy muy mío eligiendo a mis rubias y deslegitimando a mis reyes.

ANIBAL MALVAR
Publicado en "Público" - 4/6/14

martes, 3 de junio de 2014

El Sucesor de Franco

Que el sucesor de Franco abdique es una mala noticia: tendríamos que haberle derrocado hace muchos años. ¿Por qué hemos aguantado a un rey impuesto por Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios?
No he visto en el baboso telediario (ni tampoco en este periódico) ninguna imagen del Caudillo y el futuro rey juntos en el balcón de la plaza de Oriente, ambos haciéndose ovacionar tras cinco sentencias de muerte. Una auténtica joya este Borbón educado por el dictador.

Este nefasto, triste y frívolo rey era una de las herencias más infames del franquismo, sobran las razones para alegrarse mucho de que abdique por fin. Cobardes y timoratos, hemos permitido que este individuo juerguista y proclive a los negocios sucios sea jefe del Estado por designación de Francisco Franco, pero ¿vamos a permitir que su hijo sea rey sin someter a referéndum la monarquía?

Sólo el hecho de que El País y el PSOE hayan declarado de inmediato su apoyo a Felipe debería hacernos sospechar que no podemos consentir que llegue al trono sin pasar por las urnas.

A su padre nos lo impuso el dictador y al igual que Franco ha aguantado cuarenta años en el poder. Fue un rey ilegítimo, que llegó al trono como resultado de la arbitrariedad de un dictador sanguinario. Su hijo carece de toda legitimidad, salvo que se la den las urnas, puesto que su padre, Juan Carlos, designado por Franco no está en condiciones de proporcionar legitimidad alguna. 

Sin un referéndum que decida entre monarquía y república (o entre monarquía y democracia, como ha dicho Cayo Lara con toda la razón del mundo) no podemos consentir que la herencia de la dictadura se perpetúe.

No someter a referéndum la forma del Estado, sino imponerla como un trágala de matute en la Constitución fue algo que no debíamos haber consentido. Hecho está, pero ya es hora de enmendarlo. No se ve por qué tenemos que resignarnos a los borbones, con sus yates y sus cacerías, sus devaneos, sus salidas de tono (como mandar callar a un presidente electo) y sus negocios (¿hay que recordar que durante décadas el administrador del rey fue un tal Manuel Prado, condenado por varias causas, todas apestosas? ¿Hay que recordar que el golpista Armada fue jefe de la Casa Real? ¿Hay que mencionar a Urdangarín?...

Que hayamos aguantado, tras cuarenta años de dictadura, al sucesor elegido por el dictador durante otros cuarenta años da vergüenza y miedo.
Vergüenza por lo tan para poco que hemos sido.
Miedo porque igual decidimos seguir siendo súbditos en lugar de ciudadanos.
Pero al menos exijamos que podamos decidirlo nosotros. No Franco ni Juan Carlos, que fue su ahijado político.

RAFAEL REIG
Publicado en "El Diario" - 2/6/14

EL REY ABDICA, TIEMBLAN LOS ELEFANTES

Cuando todo el mundo se dedica hoy a valorar los hitos de su corona, quisiera hacer recuento y memoria de algunas de sus víctimas. ¿Cuántas cabezas inocentes acumula el reinado de Juan Carlos de Borbón? ¿Cuántos animales decapitados por él? La cifra es incalculable, y seguramente aumentará.
Ahora tendrá más tiempo y libertad Juan Carlos de Borbón para dedicarse a su mayor afición: apretar el gatillo y disparar contra toda clase de animales inocentes. Su abdicación no es una buena noticia para los elefantes, que suponemos solo confían en que el ex monarca ya no se tenga en pie. Ingenuos elefantes: al Borbón ocioso y millonario podrán ponerle un taburete, sedoso y acolchado, para que dispare sentado y apenas sin mirar, regio placer.

Así, casi sin mirar, se cargó, el impune, al pobre Mitrofán, aquel oso tranquilo al que emborracharon y soltaron tambaleante (derrotado tras una vida de cautividad y abusos como atracción de feria) para que Juan Carlos de Borbón disparara sin dificultades contra él en aquel coto ruso adonde el rey ha ido a cazar osos porque en España está prohibido.
Así, casi sin mirar, se cargó, el campechano, a otros nueve osos (incluida una osa preñada) en Rumanía. En su día, lo invitaba Ceaucescu a perpetrar esos crímenes.
Así, casi sin mirar, ha debido, el furtivo, de cargarse en los Cárpatos a los lobos que aquí tanta gente de bien trata con enorme e ingrato esfuerzo de proteger de esos bajos instintos.
Así, casi si mirar, debió de matar, el falso arrepentido, al elefante de Botsuana, aquel al que despatarraron contra un árbol para hacerse ante él la foto de la ignominia. La foto que circuló por todas partes y que en su abdicación han sacado todas las televisiones: la misma, sin embargo, por la que la Junta Electoral madrileña censuró el vídeo de campaña de PACMA. Como si no supiéramos que, con el dinero de los españoles y el amasado gracias a sus opacos negocios y a sus amigos corruptos, Juan Carlos de Borbón ha dedicado gran parte de su mucho tiempo libre a disparar para matar.

Vean quiénes han sido sus amigos de cacerías, de animales y de las otras: Javier de la Rosa, Manuel Prado y Colón de Carvajal, Mario Conde, Alberto Alcocer, Alberto Cortina… Más tarde, Díaz Ferrán, Jaume Matas, Arturo Fernández… Esos, entre otros de similar perfil, son sus cómplices. Y cientos de animales decapitados y colgados como trofeos en la pared, así como su colección de armas, son algunas de las pruebas de sus innumerables disparos. Están en ese pabellón de caza por cuya construcción pagó Patrimonio Nacional, hemos pagado todos, 3,4 millones de euros. Ese pabellón de caza que el Gobierno del PP dijo que construírselo al rey era una inversión “de interés general”.

Ya basta. Nadie nos preguntó si queríamos una Jefatura del Estado salpicada de sangre, de corrupción familiar y de destellos que van iluminando su turbia relación con la Transición o el intento de golpe del 23F, que solo representa a la injusticia intrínseca a esta monarquía parlamentaria, a los abusos que ponen en evidencia su obsolescencia como forma de gobierno. Con la abdicación de Juan Carlos de Borbón ha llegado el momento. La celebración de un referéndum sobre la pervivencia de la monarquía no es más que una cuestión de sensatez histórica y política.

No queremos un rey. No queremos la herencia de un hombre al que le gusta matar. No queremos un Estado que consienta ese atraso, que fomente la violencia de la caza y de la tauromaquia, perversa pasión que el ex rey ha transmitido a Elena, su hija mayor. Queremos avanzar hacia una sociedad más ética, en la que un hombre armado que persigue animales sea repudiado: cada disparo del rey ha sido un disparo a nuestra democracia real.

Tenemos derecho a decidir, a ser artífices y partícipes de un proceso constituyente. Somos ciudadanos, no vasallos ni presas a las que abatir. Bastante tenemos con aceptar que, en lo que respecta a sus víctimas animales, Juan Carlos de Borbón se vaya sin entregar las armas de ese pabellón y sin pedir perdón. Nos corresponde disolver su Casa.

RUTH TOLEDANO
Publicado en "El Diario" - 2/6/14