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lunes, 10 de junio de 2013

De Profesión: ¡Político!

Desde finales de los setenta, ya muerto el dictador, muchos hemos creído que estábamos construyendo un edificio sólido que sostendría con fuerza la parte social de los ciudadanos, hemos creído en los valores de la justicia y la igualdad; pero, de golpe, nos llega la crisis económica mundial y nos sacude de forma brutal poniendo de manifiesto la fragilidad de nuestras estructuras, de las instituciones del estado de derecho y del bienestar, y haciendo que todo se vaya al traste.

Y en estos momentos de sacudida social, vemos como nos falla la Jefatura del Estado. Un gobierno que no gobierna para todos sino, utilizando el rodillo de la mayoría absoluta alcanzada sobre las mentiras, nos sacude como esteras y un poder judicial lento y opaco junto con un parlamento secuestrado por sus propias ansias de perpetuarse en la poltrona, miran para otro lado, dejándonos indefensos ante tanta sacudida y tropelía.

Los partidos políticos, mal que nos pese, se ladran pero no se muerden, ya se sabe que el lobo no come carne de lobo.
Los políticos han encontrado un nuevo empleo que, además, consideran vitalicio: Entrar en las listas de lo que sea de algún partido político y futuro solucionado. Una vez en la poltrona sólo hay que ser o convertirse en un borrego y acatar las órdenes del gran jefe.
¿Triste? ¿Decepcionante? Sí, además es descorazonador e irritante.

Los golpes bajos que se pegan unos a otros están hechos de cara a la galería y preparados por auténticos especialistas en el cine ficción. No duelen de verdad. En la trastienda todo se pacta y se pastelea.
Es necesario, ya urge, que los partidos políticos, que dicen representarnos a todos aunque nosotros lo dudemos, se sumen a un compromiso de gobierno, se vinculen a una hoja de ruta no esté escrita ni por Angela Merkel ni por los oscuros entresijos de los poderes económicos, si no por nosotros, por el pueblo.

Desearía que todos los partidos políticos (grandes y pequeños, nacionalistas y no nacionalistas) firmen un nuevo contrato social.
Sus cláusulas principales no serían otras que las más elementales: medidas directas para el crecimiento económico, fomento de la actividad emprendedora, redimensionamiento del estado de las autonomías (acabar con el café para todos), medidas activas de empleo y mantenimiento del sistema público de salud, educación, pensiones y dependencias.

Escrito y enviado por CARMEN F.

2 comentarios:

EL CRAC dijo...

Muy buen escrito, Carmen. Estoy de acuerdo con lo que dices., ¡Jolines como os envidio! Yo a la cuarta línea me quedo en blanco.

CLAUDE DAC dijo...

Le premier président noir qu'a connu l'Afrique du Sud doit fêter ses 95 ans le 18 juillet. Nelson Mandela souffre des séquelles d'une tuberculose contractée pendant ses années de réclusion sur l'île-bagne de Robben Island, au large du Cap, où il a passé dix-huit de ses vingt-sept années dans les geôles de l'apartheid. L'humidité des cellules et la poussière de chaux inhalée dans la carrière où les détenus cassaient des cailloux ont durablement endommagé ses poumons. Mandela n'est plus apparu en public depuis la coupe du monde de football organisée en Afrique du Sud en 2010, et les quelques photos et vidéos diffusées depuis l'ont été à l'occasion de visites de personnalités.

Il en est à son quatrième séjour à l'hôpital pour des récidives d'infections pulmonaires depuis décembre. Sa dernière hospitalisation, qui avait duré dix jours, remonte à fin mars-début avril.

La SABC avait ensuite montré des images de lui à l'occasion d'une visite des dirigeants de l'ANC, le parti au pouvoir. On l'y voyait très affaibli, impassible, assis sur un fauteuil, les jambes cachées par une couverture, posées à plat sur un repose-pieds, la peau du visage parcheminée et le regard fixe, sans réagir alors ses visiteurs jubilaient autour de lui.

Bien que retiré de la vie publique depuis des années, Nelson Mandela, prix Nobel de la paix, reste le symbole d'une Afrique du Sud unie, malgré ses divisions raciales. Il incarne le miracle d'un pays passé sans trop de heurts à la démocratie en 1994.

CLAUDE DAC