
Pero entretanto el PP y el Gobierno siguen tejiendo la tela de araña de su imbatibilidad. Son más astutos, y más bordes, que la izquierda. Su capacidad de maledicencia y rebote es infinita, ¿Pillan a uno de los suyos con una cuenta opaca en Suiza? A nosotros que nos registren. ¿Europa reclama explicaciones sobre las pelotas de goma en el mar de Ceuta? Farfullan y salen enchulecidos. El PSOE da coces, pero no acierta en los objetivos. IU hace lo que puede, pero ya se sabe que puede poco, gobierna poco y propone menos, como acusa la nueva vedette socialista Elena Valenciano.
Lo preocupante es que la verdadera causa reside en que la inmoralidad política del Presidente del Gobierno se identifica con la de sus votantes. Si hace falta cambiar la ley del aborto y admitir que se puede asesinar a un feto deforme, se admite y ya no se admite, en un alarde de inmoralidad ética y oportunismo político. Si hay que cambiar ‘precipitadísimamente’ la ley de justicia universal para contentar a China, se cambia. Si hay que endurecer la ley de extranjería para poder echar en caliente a inmigrantes pobres, desvalidos y sin papeles (¿pero qué extraña y vomitiva figura es ésa de seres humanos sin papeles?), se endurece sin piedad ni mínimo respeto a los derechos humanos, y sin recordar que cuando los visigodos y los árabes nos invadieron no había fronteras pero fundaron España.

El personal se queda en la boca abierta y el cabreo. Las eléctricas se van de España, ellas sí ferozmente cabreadas, y el Gobierno suplica en vez de asestarles testarazos contundentes, si hay que avalar a Sacyr para que termine la ampliación del canal de Panamá, se le avala en semisecreto y aunque nos cueste una pasta. Todo es un cachondeo, una triste e indignante cachondeo, una repugnante inmoralidad. Hacen lo que les sale de los cojones, ante lo único que nos queda es la revolución del cabreo, como se sabe terapia relajante pero que no cura.
Porque si no cabe la revolución violenta, si no se pueden anular todas las leyes causantes del desastre, si es imposible cambiar el sistema, si votar cada cuatro años y permanecer mientras inactivos es inútil, ¿qué perspectivas nos quedan más allá del cabreo crónico, será posible que tanto megacabreo no conduzca a ningún camino y se desperdicie política y socialmente en medio de desabridas chácharas?
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Gota NO SÉ, NO RECUERDO, NO ME CONSTA: La actitud de esta señora, esta tomadura de pelo hacia un país, sí que cabrea y conduce a hacerse directamente republicano.
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Gota HOSPITALARIA: ¿Será cierto que los pacientes del Hospital de Alicante deben llevar sus propias sábanas, mantas y toallas, como denuncia UGT?
ARTURO GONZALEZ - Periodista
Publicado en "Público" - 20.2.14
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