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>UN BLOG CON TUS ARTÍCULOS DE OPINIÓN, O LOS RECOPILADOS DE LA PRENSA NACIONAL, QUE NOS APORTAN SU GRANITO DE ARENA

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Monarquía... Fum, Fum, Fum

24 de Diciembre de 2013
 
Como cada año, el rey va a felicitarnos las navidades. Con cara de Borbón, que todo va en el apellido.
 
Con gesto de circunstancias, el rey Juan Carlos I, va a felicitarnos las fiestas. A todos. Sin distinciones. Incluidos los seis millones de parados, los casi dos millones de hogares en donde no entra ni un euro, los cientos de miles de jóvenes que se han tenido que ir del Reino de España porque aquí no han encontrado trabajo -”Queridos españoles y españolas, en estas fechas señaladas…”-; a los cientos de miles de desahuciados, a los que pasan hambre en la cuarta economía del euro,  a los estudiantes que ya no lo son porque no han podido pagar las tasas, a las mujeres a las que se las condena a parir hijos que no han querido y que ven como, de golpe, la historia retrocede 30 años – “La Reina y yo y los príncipes de Asturias queremos desearos en familia…”-; a los erasmus que se van a quedar con las ganas ,a los que no van a poder manifestarse porque los multan o los detienen, a los inmigrantes que se curan de las heridas de las cuchillas en la verja. Va a felicitarle las fiestas al que pasa un año en la cárcel por romper un parquímetro, al que paga cuatro años de cárcel por estampar una tarta en una política imputada por corrupción, al político vasco que está en la cárcel por llevar a ETA fuera del tiro en la nuca,  y al político indultado porque ha tenido el gusto de robar por todo lo alto, a la Ministra que se encuentra un jaguar en el garaje, a la secretaria general que ve como su marido gana cada vez más y más dinero; va a felicitar a los compañeros de Murcia detenidos por defender la democracia y a la dirigencia del PP a la que un juez les ha tenido que intervenir la sede porque no entregaban los papeles. Da tranquilidad que el rey nos felicite a todos. Así, todos juntos, es que se hace patria -”Desde la Casa Real queremos felicitaros estas entrañables fiestas…”-.
 
Un rey amigo de actrices, de cupletistas, de Corinna zu sayn-wittgenstein , de 40 años de dossieres escondidos, diciéndonos que tenemos que comportarnos según los cánones de la iglesia católica, que para eso es un rey sancionado por la iglesia y por Franco -porque nosotros no lo hemos votado nunca- y que para eso la reina, enemiga de las mujeres, consiente en silencio con su escarnio. Un rey asiduo de la compañía de delincuentes juzgados y encarcelados hablándonos de las bondades de la honestidad. Un rey padre y yerno de muy presuntos ladrones contándonos que, pese a las dificultades, tenemos que actuar conforme a las leyes, al igual que haríamos si nos sobrara el dinero. Un rey que llegó a España pobre y que ahora es una de las grandes fortunas del reino, contándonos, con la excusa del Cristo que nació pobre en un pesebre, que aguantemos los rigores de la crisis. Un rey que es lobbista y que cobra por hacer gestiones económicas gracias al cargo de rey que es algo de todos nosotros -¿no nos merecemos una parte?-, hablándonos de solidaridad, de humildad, de austeridad. Un rey que quiso colocar a su sospechoso yerno en Telefónica, fuera de España, diciéndonos, como cada Nochebuena, que seamos pacientes. Un rey que no reprocha al PP la red Gürtel ni al PSOE y al PP la reforma del artículo 135 de la Constitución, ni a CiU el saqueo del Liceo o la financiación del 3% de los partidos de orden, pero que ve con preocupación el enfado de los ciudadanos. No vaya a ser que, de paso, digamos que tampoco nos gusta la monarquía. Un rey que mintió a todos los españoles diciendo que le dolía la crisis mientras estaba mantando elefantes en Botswana y que tan impune se siente que le bastó decir: “Lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir” para que todos sus pecados fueran perdonados. ¿Tendremos alguna vez los demás mortales tan regio privilegio? Un rey amigo de sátrapas, de dictadores, de encarceladores de sus pueblos, de sojuzgadores de las mujeres.
 
Un rey familia de las dictaduras árabes que se atrevió a decirle a un Presidente legítimo de América Latina -Chávez- que se callara o que no tuvo el coraje de salir a defender a otro Presidente, también suramericano -Evo Morales-, cuando EEUU lo secuestró en un avión mientras buscaba a Snowden. Se siente más a gusto con los jefes de Estado que nadie elige.
 
Es un trágala tener una monarquía en 2013 sobre la que no nos hemos pronunciado, un trágala que no se nos haya reconocido la madurez democrática como para decidir la forma del Estado, un trágala tener que comernos con impotencia el sainete corrupto que rodea ahora mismo a la Casa Real. Y como si no bastara, la noche del 24 toca el discurso del rey. Quizá mereciera la pena si aprovechara el monarca la ocasión para anunciar su abdicación y la apertura de un proceso constituyente para debatir la forma futura del Estado.
 
Pero sabemos que no es así. Que la monarquía forma parte de esta democracia demediada que sufrimos y que, hasta que no hagamos algo en contra, la merecemos. En Nochebuena siempre ha sido facil opinar al respecto: son las 21:00 y se apagaban buena parte de las televisiones. Fum, fum, fum.
 
JUAN CARLOS MONEDERO
Publicado en "Público" - 24/12/13 antes del discurso de su Majestad.

3 comentarios:

Paqui Perez dijo...

ABORTO EN PRIMERA PERSONA

Soy seguidora del blog femenino donde comento de vez en cuando. Hoy he visto el relato de los abortos de 1976 y me he visto reflejada por varios motivos: tenía 28 años y recuerdo al chófer con la agenda roja que me vino a buscar y me devolvió al día siguiente al hotel.

Mi historia es un poco distinta pero con el mismo fondo o resultado.

Era 1978, tenía novio desde hacía más de un año, pero ni habíamos pensado en casarnos y mucho menos en tener hijos, al menos él.
Las famosas pastillas fallaron y me quedé embarazada.
La solución estaba clara: Londres; al menos para él...

Contactamos con la clínica vía telefónica, donde nos atendieron en un perfecto español y organizamos el viaje.
Nos fuimos un martes, el miércoles nos vinieron a buscar al hotel, le explicamos nuestros motivos al médico y nos dijo que al día siguiente a las 8 de la mañana me pasaría el chófer a recoger, mi novio podría venir a visitarme después de comer.
¿Mis sentimientos de aquellos momentos?... Totalmente contrapuestos, me dolía que ni se hubiese planteado la opción de seguir con el embarazo pero sabía que era lo mejor que podía hacer.

No recuerdo sentir miedo pero si mucha tristeza aunque nunca lo demostré. Yo era fuerte o eso he querido siempre demostrar y demostrarme.

Como en el relato de El país, al llegar a la casita de campo rodeada de flores y entrar en la sala de espera, me encontré con una gran mayoría de españolas, entre ellas una muy joven valenciana acompañada por su hermana. Ambas terriblemente asustadas.
Como relata la periodista, pronto empezamos a hablar y la hermana mayor me pidió que como no la permitía entrar, le diese ánimos a su hermana. Tenía 18 años y la pobre no levantaba la vista del suelo, estaba aterrorizada. No pude hacer nada.
Si en la sala éramos 10 mujeres, 8 éramos españolas, lo que nos hacía sentirnos más arropadas y como 'en casa'.

Paqui Perez dijo...

Llegó el momento de entrar y ya cruzada la puerta, yo fui hacia un lado con el resto y a ella se la llevó otra enfermera.

Como en el artículo, tras la intervención yo también desperté llorando, sería por la anestesia o sería por otra cosa, eso no le sé... la que entró después de mi a la habitación, no lloró.

En la habitación éramos 4 y las cuatro españolas, pero no recuerdo que hablásemos demasiado entre nosotras, más bien recuerdo un silencio pesado en toda la habitación.

No sé si habían pasado 2 o 3 horas del aborto, que según me dijeron no tardaba más de 5 minutos, cuando entró una enfermera pidiendo que alguna de nosotras la acompañásemos porque una compatriota nuestra lo estaba pasando muy mal. No sé por qué dije que ya iba yo. Me encontraba bien, la llantina me había pasado hacía rato y no tenía nada mejor que hacer; por lo tanto me levanté y la seguí. Fuimos a la habitación de al lado y allí estaba la jovencita valenciana, llorando y vomitando a la vez. Recuerdo que la cogí de la mano y la hablé, tal como me pedía la enfermera. No entendía lo que pasaba. Yo ya estaba bien y aquella cría ¿aún no había ingresado ni en el quirófano?... Estuve no se cuanto rato intentando tranquilizar a la jovencita mientras las enfermeras hablaban entre si y yo no me enteraba nada de lo que decían; pero estaban preocupadas o eso me pareció a mi. De pronto me dijeron que ya estaba, que la llevaban al quirófano y que debía volver a mi habitación.
No se el tiempo que estuve con ella, tampoco fue demasiado, pero recuerdo perfectamente (aún ahora) sus lamentos, sus llantos de dolor, su mirada de miedo y sus vómitos.

Al llegar con mis compañeras de habitación me preguntaron lo que pasaba. Como no lo sabía, expliqué lo sucedido y una de ellas, si no recuerdo mal la sevillana, que no había despertado llorando, y que era algo mayor que yo, dijo que debía haber sobrepasado el plazo y, para poder cumplir con ley, tenían que provocar el aborto de forma natural. Me quedé helada.

Paqui Perez dijo...

A las 4 o las 5, eso no lo sé, apareció mi novio y cuando se marchó las heladas fueron ellas. Ninguna de las tres entendieron que hubiese abortado teniendo novio. Eso eran cosas de finales de los 70. Si tenías novio y te quedabas embarazada, te casabas y punto.

A la mañana siguiente otro chófer me devolvió al hotel. Como en el relato, no intercambiamos nombres ni teléfonos. Eso sí, antes de irme pregunté por la valenciana y me llevaron a su habitación, hacía muy mala cara, seguía teniendo cara de miedo pero estaba bien. Me alegré, ella se tenía que quedar un día más.

En el hotel, mi novio dormía plácidamente. Se despertó, me preguntó si estaba bien y si estaba con ánimos para salir a ver un par de tiendas y luego a comer. Aun nos quedaban dos días en Londres y teníamos que aprovecharlos... Dije que si... total... pero no le miré como otras veces. Algo tenía muy claro, más me había dolido el hecho de ni siquiera comentar otras posibilidades que el aborto de 9 semanas que acababa de sufrir.
¿Cargo de conciencia? Ninguno. Nunca vi ni veo el aborto como un asesinato.
¿Alegría, pena? Ninguna. Simplemente sentía vergüenza porque la legislación de mi país me había obligado a convertirme en una especie de delincuente que debía esconder lo que había sucedido, ya que en España estaba penado, y obligaba a niñas aún inmaduras a pasar el miedo y el trauma que sufrió la chica valenciana.
¿Qué pasó con mi novio?... Esa es otra cuestión que no viene al caso, aunque para ser justos, me costó pero lo planté.

Esa chica valenciana y su vergüenza y sufrimiento representa para mi el aborto que ahora nos va a imponer Ruiz Gallardón. El aborto clandestino, fuera de plazo, fuera de nuestro país y fuera de toda lógica y humanidad.
Ese es el aborto terrible que marca a las mujeres, el aborto que nos marca con el dedo y que nos convierte en ciudadanas de segunda.
El aborto que algunas, dentro de la desgracia, tendrán la suerte de poder pagar de nuevo en Londres, Francia o Portugal; otras, las de pocos recursos económicos, caerán en manos de los carniceros que existían en los 70 y reaparecerán en el 2014 o cargarán con hijos no deseados o que no puedan mantener.
Esta es la humanidad de un gobierno que legisla para los lobbys y no por el bienestar los ciudadanos y ciudadanas. Un gobierno de vergüenza, pegado a las sotanas más ultras y a los grupos más sectarios.
Un partido que pretende tutelar a las mujeres porque creen no somos capaces de velar por nosotras mismas. Un partido arcaico que no sabe más que hacer daño a la ciudadanía en general y a las mujeres en particular.

No es que me avergüence de lo sucedido en 1979, pero digamos que me llamo Paqui Perez.