prueba

>UN BLOG CON TUS ARTÍCULOS DE OPINIÓN, O LOS RECOPILADOS DE LA PRENSA NACIONAL, QUE NOS APORTAN SU GRANITO DE ARENA

sábado, 28 de diciembre de 2013

Aborto en Primera Persona

Soy seguidora del blog femenino donde comento de vez en cuando. Hoy he visto el relato de los abortos de 1976 y me he visto reflejada por varios motivos: tenía 28 años y recuerdo al chófer con la agenda roja que me vino a buscar y me devolvió al día siguiente al hotel.

Mi historia es un poco distinta pero con el mismo fondo o resultado.



Era 1978, tenía novio desde hacía más de un año, pero ni habíamos pensado en casarnos y mucho menos en tener hijos, al menos él.
Las famosas pastillas fallaron y me quedé embarazada.
La solución estaba clara: Londres; al menos para él...

Contactamos con la clínica vía telefónica, donde nos atendieron en un perfecto español y organizamos el viaje.
Nos fuimos un martes, el miércoles nos vinieron a buscar al hotel, le explicamos nuestros motivos al médico y nos dijo que al día siguiente a las 8 de la mañana me pasaría el chófer a recoger, mi novio podría venir a visitarme después de comer.
¿Mis sentimientos de aquellos momentos?... Totalmente contrapuestos, me dolía que ni se hubiese planteado la opción de seguir con el embarazo pero sabía que era lo mejor que podía hacer.

No recuerdo sentir miedo pero si mucha tristeza aunque nunca lo demostré. Yo era fuerte o eso he querido siempre demostrar y demostrarme.

Como en el relato de El país, al llegar a la casita de campo rodeada de flores y entrar en la sala de espera, me encontré con una gran mayoría de españolas, entre ellas una muy joven valenciana acompañada por su hermana. Ambas terriblemente asustadas.
Como relata la periodista, pronto empezamos a hablar y la hermana mayor me pidió que como no la permitía entrar, le diese ánimos a su hermana. Tenía 18 años y la pobre no levantaba la vista del suelo, estaba aterrorizada. No pude hacer nada.
Si en la sala éramos 10 mujeres, 8 éramos españolas, lo que nos hacía sentirnos más arropadas y como 'en casa'.

Llegó el momento de entrar y ya cruzada la puerta, yo fui hacia un lado con el resto y a ella se la llevó otra enfermera.

Como en el artículo, tras la intervención yo también desperté llorando, sería por la anestesia o sería por otra cosa, eso no le sé... la que entró después de mi a la habitación, no lloró.

En la habitación éramos 4 y las cuatro españolas, pero no recuerdo que hablásemos demasiado entre nosotras, más bien recuerdo un silencio pesado en toda la habitación.

No sé si habían pasado 2 o 3 horas del aborto, que según me dijeron no tardaba más de 5 minutos, cuando entró una enfermera pidiendo que alguna de nosotras la acompañásemos porque una compatriota nuestra lo estaba pasando muy mal. No sé por qué dije que ya iba yo. Me encontraba bien, la llantina me había pasado hacía rato y no tenía nada mejor que hacer; por lo tanto me levanté y la seguí. Fuimos a la habitación de al lado y allí estaba la jovencita valenciana, llorando y vomitando a la vez. Recuerdo que la cogí de la mano y la hablé, tal como me pedía la enfermera. No entendía lo que pasaba. Yo ya estaba bien y aquella cría ¿aún no había ingresado ni en el quirófano?... Estuve no se cuanto rato intentando tranquilizar a la jovencita mientras las enfermeras hablaban entre si y yo no me enteraba nada de lo que decían; pero estaban preocupadas o eso me pareció a mi. De pronto me dijeron que ya estaba, que la llevaban al quirófano y que debía volver a mi habitación.
No se el tiempo que estuve con ella, tampoco fue demasiado, pero recuerdo perfectamente (aún ahora) sus lamentos, sus llantos de dolor, su mirada de miedo y sus vómitos.

Al llegar con mis compañeras de habitación me preguntaron lo que pasaba. Como no lo sabía, expliqué lo sucedido y una de ellas, si no recuerdo mal la sevillana, que no había despertado llorando, y que era algo mayor que yo, dijo que debía haber sobrepasado el plazo y, para poder cumplir con ley, tenían que provocar el aborto de forma natural. Me quedé helada.
A las 4 o las 5, eso no lo sé, apareció mi novio y cuando se marchó las heladas fueron ellas. Ninguna de las tres entendieron que hubiese abortado teniendo novio. Eso eran cosas de finales de los 70. Si tenías novio y te quedabas embarazada, te casabas y punto.

A la mañana siguiente otro chófer me devolvió al hotel. Como en el relato, no intercambiamos nombres ni teléfonos. Eso sí, antes de irme pregunté por la valenciana y me llevaron a su habitación, hacía muy mala cara, seguía teniendo cara de miedo pero estaba bien. Me alegré, ella se tenía que quedar un día más.

En el hotel, mi novio dormía plácidamente. Se despertó, me preguntó si estaba bien y si estaba con ánimos para salir a ver un par de tiendas y luego a comer. Aun nos quedaban dos días en Londres y teníamos que aprovecharlos... Dije que si... total... pero no le miré como otras veces. Algo tenía muy claro, más me había dolido el hecho de ni siquiera comentar otras posibilidades que el aborto de 9 semanas que acababa de sufrir.
¿Cargo de conciencia? Ninguno. Nunca vi ni veo el aborto como un asesinato.
¿Alegría, pena? Ninguna. Simplemente sentía vergüenza porque la legislación de mi país me había obligado a convertirme en una especie de delincuente que debía esconder lo que había sucedido, ya que en España estaba penado, y obligaba a niñas aún inmaduras a pasar el miedo y el trauma que sufrió la chica valenciana.
¿Qué pasó con mi novio?... Esa es otra cuestión que no viene al caso, aunque para ser justos, me costó pero lo planté.

Esa chica valenciana y su vergüenza y sufrimiento representa para mi el aborto que ahora nos va a imponer Ruiz Gallardón. El aborto clandestino, fuera de plazo, fuera de nuestro país y fuera de toda lógica y humanidad.
Ese es el aborto terrible que marca a las mujeres, el aborto que nos marca con el dedo y que nos convierte en ciudadanas de segunda.
El aborto que algunas, dentro de la desgracia, tendrán la suerte de poder pagar de nuevo en Londres, Francia o Portugal; otras, las de pocos recursos económicos, caerán en manos de los carniceros que existían en los 70 y reaparecerán en el 2014 o cargarán con hijos no deseados o que no puedan mantener.
Esta es la humanidad de un gobierno que legisla para los lobbys y no por el bienestar los ciudadanos y ciudadanas. Un gobierno de vergüenza, pegado a las sotanas más ultras y a los grupos más sectarios.
Un partido que pretende tutelar a las mujeres porque creen no somos capaces de velar por nosotras mismas. Un partido arcaico que no sabe más que hacer daño a la ciudadanía en general y a las mujeres en particular.

No es que me avergüence de lo sucedido en 1979, pero digamos que me llamo Paqui Perez.


ENVIADO Y ESCRITO POR PAQUI PEREZ

2 comentarios:

DOVEL dijo...

Gracias Paqui por tu contribución y por dejarnos participar de tus sentimientos.
¡Ojalá much@s nos explicasen sus experiencias, sus vivencias y sus opiniones!
Tu relato me parece tan perfecto que estoy pensando en ponerlo, aunque sea repetitivo, en el blog 'El mundo en femenino'. Ya veré.
Gracias y un saludo muy cordial.

Rosario dijo...

Acabo de escribir en el otro blog, cuando he visto esta reseña.
Me saco el sombrero por tu relato Paqui, aunque me da a mi que quieres esconder el daño que ese aborto te causó. perdona si te molesto, pero es lo normal.
Eso es lo que no quiere entender este gobierno, que las mujeres no abortamos por gusto si no por imposición o necesidad. ¿O acaso piensan establecer alguna ley para ayudar a esa madre soltera o a esa madre con un hijo malformado? No, eso NO y encima, si tienen trabajo, las echarán a la calle. ¡Sinvergüenzas!
Mucho ir a misa y muy pocos sentimientos, esa es la España de iglesia y peineta. ¡Hipócritas del carajo!!!!